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lunes, 19 de septiembre de 2016

CONVERSA QUE TE CONVERSA

“Conversa que te conversa” decía hace años un slogan publicitario de una marca de cerveza. En mi interpretación, detrás de ese slogan está el placer de la conversación, que en mi opinión era la principal motivación de muchos de los bebedores de cerveza de esa época y de repente de esta también.

Y por ahí es que va mi tema de hoy: la conversación. La conversación me gustó desde niño. Me gustaba conversar mucho con mis amigos y también me gustaba de participar de la conversación de los mayores. Eso era un privilegio ya que en ese tiempo no se acostumbraba mucho que los menores participaran en las conversaciones de los mayores. Pero creo que ese era un beneficio de mi condición de primogénito del mayor de los hijos por parte de padre y de la única hija mujer por parte de madre, tenía mis privilegios.

Reflexionando, pienso que quizás esa parte de mi historia es la que debe haber originado el placer y la importancia que le ha dado a la conversación en mi vida. Importancia que le doy porque me permitió hacer muchos amigos y amigas, conocer a la mujer que amo, tener muchas relaciones exitosas en temas laborales, etc., etc., etc.

Sin embargo, he podido tomar consciencia del poder de las conversaciones desde hace un par de años en que me introduje en el mundo del coaching. Me refiero a reconocer a las conversaciones como el principal modo de relacionarnos entre los seres humanos. Autores como Humberto Maturana y Rafael Echeverría me han ayudado mucho a tener clara la real dimensión de la importancia de las conversaciones.

De ambos autores he aprendido que la conversación es una danza. En la cual participamos los danzantes de acuerdo a como somos. Y en las conversaciones tal como en las danzas, es bonito cuando danzamos al ritmo adecuado. Cuando danzamos al ritmo de adecuado se disfruta de la danza y se aprecia la belleza del movimiento armonioso.

Y esa danza conversacional la ejercemos en todos los ámbitos de nuestra vida. Para lograr cosas con los amigos, en el trabajo e incluso con personas que recién conocemos ¡Que tal poder de las conversaciones Dios mío!

No obstante ello, usualmente no reflexionamos mucho sobre cómo mejorar nuestra calidad conversacional. Pensar por ejemplo: ¿Nos gusta conversar?, ¿qué tanto conversamos?, ¿con quién conversamos?, ¿para qué conversamos?, ¿cuándo conversamos?

Te invito a reflexionar sobre esas preguntas y si te provoca podemos conversar al respecto.

Hasta la próxima.

domingo, 28 de agosto de 2016

EL CICLO DEL APRENDIZAJE Y EL COACHING

Según John Whitmore hay una perspectiva del aprendizaje bastante aceptada en el ámbito empresarial que lo describe como un ciclo compuesto de cuatro fases: i) la incompetencia inconsciente, ii) la incompetencia consciente, iii) la competencia consciente, y iv) la competencia inconsciente.

La primera fase es la incompetencia inconsciente. En palabras sencillas: esta fase es cuando no sabemos que no sabemos. No podemos aprender lo que no sabemos que no sabemos. En mi opinión, la curiosidad es la cualidad que nos puede sacar de esta etapa. Cuando somos curiosos buscamos descubrir cosas que no sabemos, comenzamos a abrir puertas sin saber exactamente a donde nos van a llevar.

La segunda fase es la incompetencia consciente. Es decir, en esta fase nos damos cuenta que no sabemos algo. Al tomar consciencia que no sabemos se abre la posibilidad del aprendizaje. Se abre la posibilidad de aprender en la medida que aceptemos la responsabilidad de emprender un camino de aprendizaje.

La tercera fase es la competencia consciente. Una vez que nos hemos hecho responsables de aprender, conscientemente podemos emprender un proceso de aprendizaje. Concretamente, nos comprometeremos a realizar las acciones necesarias para alcanzar ese aprendizaje.

La cuarta fase es la competencia inconsciente. A esta fase llegamos cuando hemos realizado un aprendizaje con tal esfuerzo y tanta repetición que lo dominamos a la perfección. Lo hacemos tan bien, que lo realizamos inconscientemente. Podemos tener ejemplos desde las actividades más sencillas hasta las más complejas. Entre los ejemplos de actividades sencillas, podemos mencionar cuando aprendemos a caminar, montar bicicleta, manejar carro, etc. Entre los ejemplos de actividades complejas podemos citar las de los grandes deportistas o artistas, que realizan sus actividades asombrosas como si fueran fáciles.

El modelo del coaching usa este  ciclo de aprendizaje. El coach mediante un proceso conversacional apoya al coachee a darse cuenta de las cosas que no sabe y que le impiden lograr sus resultados (primera y segunda fase del ciclo del aprendizaje). Una vez que el coachee toma consciencia que no sabe algo y se hace responsable de ello, el coach lo acompaña y apoya para que diseñe un plan de acciones que le permita lograr ese aprendizaje (tercera fase del ciclo de aprendizaje). Cuando el coachee se dedica a realizar las acciones de su plan con esfuerzo y repetición recurrente podrá alcanzar la maestría en lo que decidió aprender (cuarta fase del ciclo de aprendizaje).

Hasta la próxima.

lunes, 22 de agosto de 2016

EL QUE QUIERE CELESTE ….

Así dice el dicho: “El que quiere celeste …que le cueste”. Mi interpretación del dicho es que todo lo bueno cuesta esfuerzo, tiempo, disposición, entrega, etc.

Han terminado los juegos olímpicos y en la clausura de hoy, que dicho sea de paso me pareció espectacular, he visto como se cumplía ese dicho.

Y lo veía en las expresiones de los atletas, rostros alegres, cuerpos queriendo expresarse, listos para los gestos o para el baile, ponían una música y ya la querían bailar. A la mayoría los vi viviendo la emoción de la alegría, esa alegría contagiosa que hace que el espectador se contagie de esa misma alegría.

En mi opinión era alegría de la satisfacción de haber hecho su mejor esfuerzo en estas olimpiadas. Pocos son los ganadores, solo tres medallas por disciplina. Sin embargo, por la alegría que veía parecía que todos eran ganadores. Y a mi criterio, eso es cierto, todos son ganadores. Y lo son porque realizaron su mejor su esfuerzo.

Un esfuerzo además que no venía de un solo día. Un esfuerzo producto de un trabajo duro, cotidiano, entusiasta, que pospone el disfrute inmediato por la esperanza de la posibilidad futura. Que no ve el sacrificio de posponer el disfrute presente porque la esperanza del premio futuro es mayor. Un esfuerzo que libera su potencial y que les hace lograr lo inimaginable.

En el coaching los coachs vemos a nuestros coachees como a esos atletas olímpicos. Vemos ese potencial que ellos muchas veces no ven. Nuestras preguntas van orientadas a liberar ese potencial para que ellos estén conscientes y se hagan responsables de ese potencial, y para que sobre todo lo puedan aprovechar.

Pero el trabajo duro lo tiene el coachee, él o ella es, quien que luego de tomar consciencia y responsabilidad tiene que plantearse retos y sobre todo cumplirlos. No será fácil, será necesario trabajo arduo, cotidiano y entusiasta. El coach estará allí todo el tiempo, acompañándolos brindándoles las herramientas adecuadas.

El mejor resultado será el rostro de los coachees, como el de los atletas de estas olimpiadas, alegre, satisfecho de haber realizado su mejor esfuerzo, y haber alcanzado resultados que no pensaba alcanzar.

El que quiere celeste…….

Hasta la próxima.

jueves, 18 de agosto de 2016

CUANDO EL ALUMNO ESTÁ PREPARADO EL MAESTRO APARECE

El título de este artículo lo extraje del libro de Robert Fisher “El caballero de la armadura oxidada”, que por otro lado es un libro para leer y luego releer de vez en cuando.

A mí, este título me habla de la disposición de apertura como clave para aprender. Cuando estamos en la disposición de apertura nuestros sentidos se agudizan y estamos enfocados en lo que hacemos.

En mi experiencia personal recuerdo con más nitidez a mis maestros más entretenidos o cariñosos. En el plano de mis profesores a los que más recuerdo son a los que además de conceptos nuevos contaban historias, anécdotas y chistes para matizar sus clases. En el plano laboral los maestros que más recuerdo no son solo los que me enseñaron mucho, sino los que además de ello compartieron su tiempo y su afecto personal.

Ahora que soy coach y estoy más consciente de la importancia del mundo emocional, puedo apreciar como en mi caso esa disposición de apertura para aprender estuvo ligada a lo que percibía como entretenido o afectuoso. También puedo entender porque no me fue tan bien con los maestros que no tenían estas características. Sin embargo, hoy me doy cuenta de las oportunidades que pude haber dejado de aprovechar por dividir a mis maestros en esos dos grandes grupos: es decir, los entretenidos y afectuosos y los que no lo eran.

Pienso que está bien que los maestros busquen ser entretenidos o afectuosos para llegar mejor a sus alumnos. Pero como alumnos deberíamos poder ser conscientes de que no somos agentes pasivos en esa relación. Si los maestros no son capaces de crear un ambiente entretenido o afectuoso nosotros no somos víctimas inocentes de esa situación. Nosotros podemos asumir nuestra parte para crear ese ambiente entretenido y afectuoso. ¿Cómo? Pues haciendo preguntas, siendo curiosos, mostrando interés. Las emociones son contagiosas así que no renunciemos a tratar de contagiar nuestras emociones a nuestros maestros.

Cuando somos alumnos protagonistas estamos dispuestos a aprender y no importarán las características del maestro. Todos los días aprenderemos algo nuevo y aparecerán maestros en lo que leemos, en lo que vemos y en lo que vivimos.

Hasta el lunes.

lunes, 15 de agosto de 2016

MEDALLA DE PLATA PARA “DELPO”

La semana pasada escribí sobre la medalla de oro en Judo para una atleta argentina, la más chiquita de estatura solo 1.50 m. “La peque”. Ahora mi artículo trata sobre la medalla de plata en Tenis de otro atleta argentino “Delpo”, uno de los más altos de estatura con 1.98 m.

Si bien son diferentes en cuanto a estatura son muy similares en cuanto a seres humanos que sufren adversidades y saben levantarse de ellas.

“Delpo” saltó a la fama muy joven y su mejor puesto en el ranking de tenis fue en enero de 2010 en el que llegó al puesto 4. Sin embargo, ese mismo año comenzaron sus molestias físicas con relación a su muñeca izquierda que le significaron que obtuviera resultados dispares desde ese año. Subía y bajaba del ranking en proporciones considerables. No tenía regularidad.

El año pasado estuvo de para y terminó en el puesto 590 del ranking de la ATP. Actualmente está en el puesto 141. Con ese puesto entra a competir a las olimpiadas de Rio 2016, donde le tocaría jugar entre otros con Djokovic (1 del ranking), Nadal (5 del ranking) y Murray (2 del ranking).

Lo asombroso es que le gana con autoridad al Djokovic en el partido incial, lo cual habría desanimado a cualquiera. Imagínense, vienes de para, no estás en tu mejor momento y te toca en el partido inicial con el mejor del mundo. Es como para pensar: bueno y ¿a quienes vamos a ver en el resto de las olimpiadas?

Pero no fue así, partidazo contra Djokovic y al final lágrimas de los dos. Llanto del serbio, el número 1, porque se regresaba a casa a la primera de bastos. Por otro lado, llanto del argentino como si intuyera que era el comienzo de una campaña de ensueño para su carrera.

Los partidos siguientes no fueron fáciles para “Delpo”, tuvo partidos muy reñidos con el portugués Joao Sousa, el japonés Taro Daniel y el español Roberto Bautista. Y en la semifinal vencer a otro grande a Rafael Nadal, el que nunca se rinde, más valor para “Delpo”. Y en la final con Murray lo dejó todo. Alguien tenía que ganar y esta vez le tocó al escocés.

En mi opinión, lo interesante desde el punto de vista del coaching es que “Delpo” se olvidó de su lugar actual en el ranking y se la creyó. Confió en su potencial no en el ranking. Se dio cuenta de su realidad y se hizo responsable de su fortaleza interna y sus capacidades; sin importarle lo que pudieran pensar los demás. Y sobre todo actuó con todo su ser: cuerpo, lenguaje y emociones. De esa manera, se sorprendió el mismo y sorprendió a todos con sus resultados ¡Grande Delpo!

Hasta el jueves, aquí les dejo una foto de “Delpo” luego de ganarle a Nadal.

jueves, 11 de agosto de 2016

LA AMBICIÓN

Si recurrimos al diccionario de la Real Academia Española (RAE) para encontrar el significado de la palabra ambición encontraremos dos significados: “1) f. Deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama. 2) f. Cosa que se desea con vehemencia”.

El primer significado está relacionado con cosas que esperamos obtener, tales como: poder, riquezas, dignidades o fama. En mi opinión, estas cosas tienen algunas características comunes: i) todas ellas están fuera de nuestro ser, es decir, tenemos que buscarlas fuera de nosotros, ii) son cosas deseables y escazas, por lo tanto, son cosas valiosas según la ley del mercado, iii) son cosas que usualmente se adquieren producto de la competencia.

En otras palabras, este significado nos hace dependientes de querer alcanzar cosas externas que tienen un valor económico social y que nos hace competir con otros seres humanos. Esa competencia nos hace rivales para conseguir lo que queremos e inevitablemente existirán ganadores y perdedores. El investigador Humberto Maturana sostiene que con la competencia aprendemos a querer ganar y empezamos a negar al otro. Cada vez estoy más cerca a ese pensamiento, lo único que me aleja son mis años de persona competitiva, pero espero llegar algún día a ser coherente con este pensamiento.

El segundo significado es más genérico dice: “cosa que se desea con vehemencia”. Ese espacio más abierto en mi opinión hace posible que se pueda ambicionar el amor. Y para hacer la definición de amor un poco más tangible cito nuevamente a Maturana y su definición de amor: “la aceptación del otro, como un legítimo otro en la convivencia”.

A mi criterio si ambicionamos ese amor, ya no estaríamos hablando de competir sino de compartir. Estaríamos pensando que somos seres humanos que compartimos un mundo y no que competimos en un mundo. Cuando comparto algo estoy partiendo ese algo con otra u otras personas, cuando compito por algo estoy queriendo ganar para mí la mayor parte de ese algo en contra de otro u otros.

La ambición de cosas externas nos lleva al exterior para obtener esas cosas que creemos satisfarán nuestro ser interior. Lo curioso es que cuando hacemos las cosas de esta forma ese ser interior no se satisface, siempre quiere más, y de esta manera se hace esclavo de lo externo. En cambio la ambición del amor nos lleva a nuestro ser interior y de allí nos motiva a compartir ese amor con el mundo, en todo caso aquí el riesgo es que nos hagamos esclavos del amor, ¿vale la pena correr ese riesgo?: yo creo que sí, ¿y ustedes que piensan?

Hasta el lunes.

lunes, 8 de agosto de 2016

MEDALLA DE ORO PARA “LA PEQUE”

Primero que todo les contaré quien es “La peque”. Su nombre es Paula Pareto  y es de nacionalidad argentina. Tiene 30 años y mide 1.50 metros. Es yudoca y el sábado ganó una medalla olímpica de oro ¡Tremenda peque!

Les contaré un poco más de ella. Antes de ganar esta reciente medalla de oro olímpica, ella ya había ganado otras medallas para su país. Medalla de bronce olímpica en el 2008. Medallas de oro y plata en los mundiales de 2015 y 2014 respectivamente. Medallas de oro, plata y bronce en los panamericanos de 2011, 2015 y 2007 respectivamente. Además de otras medallas de oro, plata y bronce en varios campeonatos panamericanos. Y como si esto fuera poco, se graduó de médica en el 2014 ¡Tremenda peque!

Ayer, antes de saber lo antes mencionado me hice hincha de “La peque”. La vi en sus dos últimos combates. La semifinal con una chica japonesa y la final con una chica coreana, ambas muy buenas, lo que enaltece aún más los triunfos de la argentina. Me gustó la actitud de “La peque”, muy concentrada, fuerte, hábil en su disciplina e inteligente para gestionar sus resultados.

Me encantó también su celebración. Con lágrimas en los ojos y colgada literalmente de su familia. Abrazando a todos, familiares, amigos, conocidos y desconocidos. Sus declaraciones emotivas y subrayando que no era un triunfo de ella sola, mencionaba a su entrenadora, a sus compañeras de entrenamiento, a la federación, en fin a todos los que la apoyaron en su camino ¡Tremenda peque!

A estas alturas mis queridos lectores y lectoras ustedes pueden estar diciendo, bueno, bacán, pero, ¿qué tiene que ver esto con el coaching?

Bueno, lo que pasa es que después que ganó su medalla, como comprenderán los argentinos comenzaron a divulgar la historia de “La peque” y le hicieron entrevistas más profundas. Con esa poca información me di cuenta que estaba frente a un gran ser humano. “La peque” conocía de triunfos, pero también conocía de derrotas. Ella contaba que estas derrotas no la deprimieron, al contrario, las aceptó y las consideró como aprendizajes: aprendo mucho más de las derrotas decía la argentina.

Asimismo, me imaginaba a “La peque” entrenando duro y en forma cotidiana, qué es la única forma en que se aprende a hacer las cosas para ser la mejor versión de uno mismo. Además, estudiando duro para ser médica. Contaba ella que aprovechaba todo tiempo escaso disponible para estudiar. Por eso no me canso de decir: ¡Tremenda peque!

Hasta el jueves, aquí les dejo una foto de “La peque” luego de ganar la final.

jueves, 4 de agosto de 2016

¿QUÉ NOS IMPIDE ACEPTAR LAS COSAS COMO SON?

Somos seres que nos gusta crear expectativas. Por ejemplo: i) si vamos a un espectáculo vamos con la expectativa de disfrutar una excelente función, ii) si probamos un postre tenemos la expectativa que esté como a nosotros nos gusta, iii) si vamos a una reunión de negocios tendremos la expectativa de hacer buenos negocios.

Lo que quizás no estamos muy conscientes es que cada vez que formulamos una expectativa, automáticamente estamos creando un riesgo. Claro que sí, el riesgo de que la expectativa que hemos formulado no se cumpla. Y si la expectativa que hemos creado en nuestra mente no se cumple, nos sentiremos tristes o enojados.

¿Curioso no?, al crear las expectativas nosotros mismos estamos creando una posibilidad de estar triste o enojado. En otras palabras si no creáramos ninguna expectativa en nuestra mente viviríamos nuestras experiencias y nos entristeceríamos o enojaríamos por situaciones reales.

Somos también seres que producimos creencias y juicios. Nuestras creencias y juicios son frutos de nuestro aprendizaje genético, social e individual. Las creencias y juicios son útiles porque nos ayudan entre otras cosas a evitar peligros, no cometer errores, coordinar acciones, etc., etc., etc.

Sin embargo, esas mismas creencias y juicios pueden estar influyendo para que hagamos o no hagamos acciones que evitan que logremos los objetivos, metas o resultados que anhelamos.

A estas alturas del artículo podríamos llegar a la conclusión que la solución para poder aceptar las cosas como son, serían por un lado, poder evitar la formulación de expectativas, y por otro lado, usar adecuadamente nuestras creencias y juicios. Pareciera fácil llegar a esa conclusión, ¿no?

Claro, a mi criterio fácil puede ser llegar a esa conclusión lo difícil es como implementarla ¿Por qué? Porqué la formulación de expectativas y el uso de creencias y juicios lo hemos aprendido desde que éramos niños, está dentro de nuestro ser y forma parte de nosotros. Lo que no necesariamente hemos aprendido desde niños es a reflexionar. Si, así es, a poder hacer un alto en el camino y reflexionar sobre lo que hacemos y lo que no hacemos en nuestra vida.

Reflexionar es analizar nuestras expectativas, creencias y juicios como si no fuesen nuestros. Mirarlos desde fuera de nosotros y retarlos, desafiarlos. Cuestionar los fundamentos que los validaron y analizar si siguen vigentes o si son realmente los adecuados. Si no nos enseñaron a reflexionar tendremos que aprenderlo por nuestra cuenta, con una práctica cotidiana constante, creando primero un hábito y luego una virtud.

Hasta el lunes.

lunes, 1 de agosto de 2016

APRENDER A APRENDER

Nosotros los coachs no somos consultores, no damos consejos, lo que hacemos son preguntas.

Lo que buscamos con nuestras preguntas es hacer reflexionar a nuestros coachees para que ellos puedan ver lo que no están viendo. Para que ellos puedan reconocer las creencias que pueden estar limitando sus acciones e impidiéndoles lograr las cosas que quieren. Nosotros no les enseñamos  nuestros coachees, los apoyamos para que logren “aprender a aprender”.

Es interesante, usualmente desde niños no nos forman para “aprender a aprender”. Al contrario, mayormente nos forman para acostumbrarnos a relacionar el aprender con tener que ser enseñados por alguien.

Existe la creencia que los padres y madres son los que deben enseñarles a los niños como son las cosas, y muchas veces se deja poco espacio para que los niños descubran cosas por si solos. Algo similar sucede en la escuela, el que sabe es el maestro y su función es enseñar a los niños. Se suele dejar poco espacio para fomentar la investigación y que los niños aprendan por si mismos.

Las consecuencias de la costumbre de estas formas de aprendizaje se pueden apreciar luego en los trabajos. Existe la tendencia de creer que el jefe debe saber todo, y no solo eso, también que deben enseñar lo que sabe a todos. Es decir seguimos reforzando el patrón por el cual para aprender algo necesitamos obligatoriamente que alguien nos enseñe.

Dejemos algo en claro, yo no estoy en desacuerdo con esa forma de aprender, lo único que digo es que no es la única. Si educáramos a nuestros niños para que aprendan a ser reflexivos, les estaríamos enseñando en términos sencillos a preguntar, ¿por qué? Esta pequeña pregunta de dos pequeñas palabras es la llave que abre las puertas del conocimiento. Recuerdo que el sr. Morales mi profesor de Física en mi colegio Guadalupe me decía: “en la ciencia siempre se pregunta, ¿por qué?

Cuando movilizados por la pregunta ¿por qué?, investigamos por nuestra cuenta y producimos nuestras propias conclusiones, estamos aprendiendo a aprender. Cuando motivados por la pregunta, ¿por qué?, hacemos preguntas a los que nos enseñan y hasta debatimos sobre los conceptos que estamos aprendiendo, estamos aprendiendo a aprender.

Cuando aprendemos a aprender no dependemos exclusivamente de que alguien nos enseñe. Cuando aprendemos a aprender nos hacemos más libres. Cuando aprendemos a aprender nos hacemos conscientes que somos los principales responsables de nuestro aprendizaje y de nuestra vida.

Hasta el jueves.

lunes, 25 de julio de 2016

EL SÍ Y EL NO

¡Las palabras son poderosas! Es la única forma como se puede explicar que dos palabras tan pequeñitas como el “sí” y el “no” puedan tener tanta fuerza. Con cualquiera de esas dos palabras creamos una nueva realidad, se abren o se cierran un determinado horizonte de posibilidades de acción.

Cuando decimos sí a algo, nos estamos comprometiendo a hacer algo. Dame el sí, le dice el novio enamorado a su damisela. Denme el sí, le dice el político a sus seguidores para contar con su voto. Confírmame que sí, le dice el vendedor al comprador para poder atender su pedido, etc., etc., etc.

En todos los ejemplos antes mencionados el sí implica un compromiso para hacer algo, por eso el sí es una palabra que debe de ser reflexionada antes de mencionarla. La reflexión hará que usemos el sí de la manera adecuada. Ni tan exageradamente que nos llenemos de compromisos que resulten ser imposibles de cumplir, ni tan escasamente que seamos incapaces de crear nuevas realidades en nuestra vida.

Al decir no a algo, también estamos haciendo un compromiso, pero en este caso implica no hacer algo. Para decir no, se necesita un poco más de valor que para decir que sí ¿Por qué? Porqué el no, está cargado de más prejuicios que el sí. El no suele estar asociado a lo negativo y el sí a lo positivo. Sin embargo, diciendo que no se puede apoyar cosas positivas. Por ejemplo si le digo no a la corrupción, no a las coimas, no a la discriminación, etc., etc., etc.

Lo importante en mi opinión es estar consciente que ambas palabras el sí y el no implican compromisos y crean un determinado número de posibilidades de acción. Como dice Humberto Maturana las palabras no son inocentes. Jesús también decía: “Digan sí cuando es sí, y no cuando es no; cualquier otra cosa que se le añada, viene del demonio” (Mateo 5, 37). ¡Tremendas palabras el sí y el no!

Estar conscientes del poder de esas palabras nos debe hacer responsables de las consecuencias que se pueden originar cuando las utilizamos. Por ejemplo, nuestra credibilidad dependerá de cómo las acciones que realizamos o que dejamos de realizar, son o no son coherentes con los compromisos que hicimos cuando dijimos que sí, o que no.

Quizás un buen ejercicio sería que cada vez que nos soliciten un sí o un no, hagamos una pausa, reflexionemos, y luego demos una respuesta. La repetición continua de esa acción se hará una costumbre, y porque no, también una virtud.

Hasta el jueves.

jueves, 21 de julio de 2016

¿VOLUNTARIO YO?

Ahora que soy coach parte de mi actividad es hacer talleres. Realizar esta actividad me ha permitido reflexionar  sobre una acción que en mi opinión es muy importante, pero que a veces no le damos la debida importancia. Me estoy refiriendo a la acción de salir como voluntario.

Usualmente, en los talleres los expositores pedimos voluntarios cuando queremos hacer alguna dinámica para explicar algún tema. Me refiero a ese momento en el que el expositor pide a viva voz un voluntario o voluntarios para que salgan al frente para realizar una dinámica. Si, exactamente, ese momento en que se hace el silencio en la sala, los rostros se tornan inexpresivos para no llamar la atención, y se comienzan a mirar entre sí para ver si alguien se animó.

Imaginémonos que puede estar pasando por la mente de las personas en el momento que se pide a un voluntario. Un pensamiento común podría ser, ¿salir yo?, ¿para qué?, pero detrás de esas dos preguntas sencillas podrían haber algunos enemigos del aprendizaje, como por ejemplo:

-       “Lo que pasa es que no sé lo que se va a hacer”. Detrás de esa expresión vemos aparecer al miedo a lo desconocido, el participante preferiría tener todo claro.
-       “¿Y si hago el ridículo por no saber?”, aparece el miedo a no saber, como si no saber fuera algo malo.
-      “Mejor que salga otro”, le restamos importancia al hecho de salir como voluntario. Este participante podría estar pensando: como no es importante mejor que salga otro.
-    “Para que voy a salir, ¿qué me puede enseñar ese expositor?” El juicio que aparece detrás de esa expresión es un juicio de arrogancia, porque no se le reconoce autoridad a otros.

¿Por qué estas actitudes son enemigos del aprendizaje? Son enemigos del aprendizaje porque al impedir que salgamos como voluntarios nos están haciendo desperdiciar una oportunidad de aprendizaje experiencial. Y ¿saben qué?, el aprendizaje experiencial es el aprendizaje más valioso. Según los expertos el recuerdo de la información a los tres meses de recibida es, verbal 10%, Verbal y demostrativa 32% y verbal demostrativa y experiencia 65% (John Whitmore en Coaching, pag. 35).

En otras palabras, cuando dejamos de salir como voluntarios a alguna dinámica en algún taller, es como si fuéramos a un restaurante y rechazáramos el mejor plato, o como si fuéramos al teatro y rechacemos los mejores asientos, o como si fuésemos al concierto de nuestro cantante favorito y rechacemos asientos en la zona VIP o Premium.

Hasta el lunes.

lunes, 18 de julio de 2016

EL POTENCIAL

Este artículo nace de las ideas que postula John Whitmore en su libro Coaching respecto al potencial. Me gustaría citar dos de ellas que me motivaron mucho a la reflexión: “Hay que pensar en el equipo en términos de potencial y no de rendimiento”, “Hay algo en el interior de la persona que espera ser liberado”.

Pienso que muchas veces asociamos el potencial con el rendimiento. Es decir, evaluamos el rendimiento de una persona y en función de ese rendimiento asumimos un potencial. En otras palabras establecemos un pensamiento lógico, si la persona “A” logro un rendimiento “B” muy satisfactorio es muy probable que logre un rendimiento “C” más satisfactorio.

Sin embargo, en mi opinión, el pensamiento lógico del párrafo anterior no está recogiendo la reflexión de las frases de Whitmore que yo he citado.

En la primera frase el autor separa los dos conceptos: “Hay que pensar en el equipo en términos de potencial y no de rendimiento”. A mi parecer es muy claro su mensaje, la clave para él es el potencial, no el rendimiento. En la segunda frase pienso que se complementa su apreciación: “Hay algo en el interior de la persona que espera ser liberado”. Veamos, primero, la clave para él es el potencial y no el rendimiento, y luego postula que todos tenemos un potencial que espera ser liberado. En conclusión, todos tenemos potencial.

Esta conclusión me parece importante porque se suele discriminar a las personas entre personas con potencial y sin potencial, como si existieran personas sin potencial. Quizás lo que apreciamos son personas que han liberado su potencial y personas que aún no han liberado su potencial.

Entonces una pregunta válida podría ser, ¿y cómo podemos liberar nuestro potencial?

Pienso que nuestro potencial lo podemos liberar de varias maneras. Sin embargo se me ocurren dos: i) la primera que estemos atentos a las oportunidades retadoras que se nos presentan en la vida y sepamos aprovecharlas, ii) la segunda que construyamos nuestras propias oportunidades, metas y retos, y nos esforcemos por alcanzarlos.

Les sugiero, por lo tanto, acabar con el mito del potencial porque todos tenemos potencial. Y más bien, en el caso de que no se nos hubieran presentado las oportunidades para liberarlo, tener consciencia que nosotros podemos ser capaces de fabricar nuestras propias oportunidades. Lo que sí es muy probable, que en el caso que no hagamos nada, nuestro potencial puede permanecer oculto por mucho tiempo en alguna parte de nuestro ser.

Hasta el jueves.

jueves, 14 de julio de 2016

LA TARUMBA UN ESPECTÁCULO DE ACCIONES DIFÍCILES

Hace unos días tuve la oportunidad de asistir al montaje que está realizando el equipo de La Tarumba y que tiene como nombre Tempo. La verdad soy un seguidor de la La tarumba y este espectáculo en mi opinión es muy recomendable.

Mientras admiraba el espectáculo me ponía a pensar en todo el trabajo que debe haber detrás de cada malabar, de cada ejercicio, de cada actuación. Cuantas acciones repetitivas deben haber realizado cada integrante del equipo para lograr un resultado excelente. Y como la suma de esos resultados individuales excelentes dan origen a un espectáculo extraordinario.

Para nosotros los espectadores, las actuaciones que hacen los artistas de La Tarumba nos parecen que están llenas de “acciones difíciles”, y en efecto lo están. Lo que pasa es que cuando ellos las hacen parecen fáciles. Detrás de esa facilidad con la que ellos realizan sus actos está todo su entrenamiento y esfuerzo cotidiano.

Les propongo reflexionar para ver si podemos aplicar ese enfoque de vida de La Tarumba en nuestra vida diaria. En mi opinión, nosotros también somos capaces de hacer que se nos haga fácil la realización de esas “acciones difíciles” que se nos presentan en la vida cotidiana. Solo tenemos que realizar las acciones clave del entrenamiento efectivo: esfuerzo y repetición.

Ya sé, pero ustedes podrán decir: eso de realizar las acciones claves del entrenamiento efectivo no es tan fácil. En efecto, claro que sí, no es tan fácil, tenemos muchos enemigos internos que nos impiden ponerlo en práctica. Como por ejemplo: “no tengo tiempo”, “eso cansa”, “eso no es para mí”, “mejor lo hacemos mañana”, “yo no tengo habilidad para eso”, “hay otros que lo hacen mejor que yo”, “¿y si no funciona?”, etc., etc., etc.

Sin embargo, la responsabilidad de entrenar en forma efectiva para poder realizar esas “acciones difíciles” es nuestra y la tenemos a la mano todos los días. No depende de nadie más. Nadie nos puede impedir que hagamos diariamente nuestro mejor esfuerzo en forma repetida, ¿o sí? Nadie puede impedir que busquemos con entusiasmo el resultado deseado.

¿Y cuál es ese resultado deseado? Bueno, en el caso de La Tarumba la cara de alegría de todo el elenco cuando termina el espectáculo. Todos ellos sonrientes satisfechos de haber brindado su mejor esfuerzo. La cara de alegría y el aplauso generoso de todos los que disfrutamos del espectáculo. Las emociones son contagiosas y como en este caso la alegría se contagia. Y esa alegría no solo es momentánea, se revive cada vez que se recuerda lo vivido, como ahora que escribo este artículo: ¡Gracias La Tarumba!

Hasta el lunes.

lunes, 11 de julio de 2016

UNA ACCIÓN DIFICIL

En la miniserie Marco Polo que se puede ver por la cadena Netflix del cable, hubo una escena que me gustó mucho y que me inspiró para escribir el presente artículo.

Resulta que el Gran Kan emperador de Mongolia de nombre Kublai, para mantener su poder como reciente emperador de china asesinó con sus propias manos al heredero del imperio chino que era un niño pequeñito.

Ese asesinato lo presenció Marco Polo quien era cercano al Gran Kan porque se había sabido ganar su confianza y respeto. Este asesinato le originó a Marco Polo sentimientos de repulsión, desilusión y resentimiento contra el Kan.

Lo curioso es que el Gran Kan también estaba resentido con esa actitud de marco Polo. En esa situación el Gran Kan le dijo a Marco Polo que lo acompañara a subir la montaña del lobo para meditar sobre una importante decisión. En la montaña ambos son atacados por el gran lobo quien casi mata al Gran Kan pero es salvado por Marco Polo quien mató al lobo de un flechazo.

El Gran Kan luego de ser salvado le dijo a Marco Polo regresemos que ya tengo clara mi decisión. Marco Polo mostró su cara de desconcierto. El Gran Kan le dijo: he recuperado mi confianza en ti porque has realizado “una acción difícil”. Tú estabas resentido porque maté al niño heredero emperador, pero a pesar de eso, cuando me viste en peligro de muerte me salvaste la vida, esa debe haber sido “una acción difícil” para ti. Esa “acción difícil” que tu realizaste me demuestra tu cariño y lealtad. Fin de la escena.

Esa escena me hizo reflexionar sobre las “acciones difíciles” que tenemos que realizar en nuestra vida para ganarnos la confianza de las personas que nos lideran, o de las personas a quienes lideramos.

Esas “acciones difíciles” no se enseñan en los libros, no se aprenden en clase. Esas “acciones difíciles” se realizan y se aprenden en nuestro vivir cotidiano. Esas “acciones difíciles” se suman a todas las decisiones y acciones que realizamos en nuestro vivir y que son las que forman nuestro carácter. Ese carácter que forma nuestro ser, nuestra identidad y guía nuestra vida.

Como ustedes saben, yo escribo y creo mucho en el proceso de la “reflexión”. Sin embargo, la reflexión sin acciones está expuesta a que se la lleve el viento. Las acciones son lo que le da vida a nuestras reflexiones. Las acciones son las que transforman las reflexiones en realidad y hacen posible que se obtengan resultados. Y estos resultados pueden ser asombrosos si nos atrevemos a realizar las “acciones difíciles”, esas acciones que los demás generalmente rehúyen.

Hasta el jueves.

jueves, 7 de julio de 2016

LOS PROCESOS DE MODELAJE DE MAPAS MENTALES Y LA PNL

Bandler y Grinder sostienen que para la construcción de los mapas mentales con los que los seres humanos interpretamos el mundo, no solo tenemos que enfrentar nuestros límites neurológicos, sociales e individuales (sobre los que nos referimos en nuestro artículo anterior), además, tenemos que lidiar con tres procesos claves de modelaje o creación de mapas mentales, que se crean y se comunican en, y a través del lenguaje. Estos tres procesos de modelaje son: las generalizaciones, las eliminaciones y las distorsiones. Estos tres procesos de modelaje limitan aún más nuestra capacidad de interpretación y de realizar acciones en el mundo.

En el proceso de las generalizaciones[1], existen creencias o juicios que generalizan nuestra capacidad de acción para diferentes disciplinas y situaciones. Por ejemplo, tengo la creencia que no soy bueno en una actividad artística y generalizo que soy malo en cualquier actividad artística. Otro ejemplo, tengo una experiencia desagradable en una reunión social, y la generalizo desarrollando la creencia de que no me gusta participar en actividades sociales.

En el caso del proceso de las eliminaciones[2], se refiere a la tendencia que tenemos a eliminar ciertas partes de nuestro lenguaje porque las asumimos sobreentendidas.  Por ejemplo, si decimos: “me es imposible hacer deporte”. No estamos precisando a que se debe que pensemos que nos es imposible hacer algún deporte, tampoco a qué clase de deporte nos estamos refiriendo.

Con respecto al proceso de las distorsiones[3],  este aparece cuando nuestras creencias y prejuicios son más fuertes que las palabras que escuchamos y hacen que se distorsione lo que escuchamos. Por ejemplo, si nuestra creencia o prejuicio es que cantamos feo, cuando cantemos y recibamos cualquier elogio lo distorsionaremos y trataremos de desvirtuarlo pensando quizás que el elogio es falso o interesado.

Por lo tanto, los mapas mentales que usamos los seres humanos para interpretar y actuar en el mundo, no solo son producto de nuestros límites neurológicos, sociales e individuales, también lo son de los procesos de modelaje de generalizaciones, eliminaciones y distorsiones que creamos y comunicamos a través del lenguaje.

La riqueza de nuestros mapas mentales dependerá de que tan cerca o tan lejos se encuentren nuestros mapas mentales de la realidad del mundo. Asimismo, de la riqueza de nuestros mapas mentales dependerá nuestro horizonte de posibilidades de acción en el mundo y las mayores o menores posibilidades de lograr los resultados que queremos.
Hasta el lunes.



[1] (Para profundizar sobre el proceso de generalizaciones pueden revisar mis artículos del 18 y 21 de abril de 2016).
[2]  (Para profundizar sobre el proceso de eliminaciones pueden revisar mis artículos del 25 y 28 de abril de 2016).
[3]  (Para profundizar sobre el proceso de distorsiones pueden revisar mi artículo del 2 de mayo de 2016).

lunes, 4 de julio de 2016

NUESTROS MAPAS MENTALES Y LA PNL

Una de las principales corrientes dentro del coaching es la Programación neurolingüística (en adelante PNL). Richard Bandler y John Grinder en su libro La estructura de la magia I,  desarrollan su teoría basada en que los seres humanos creamos  mapas mentales para interpretar el mundo.

Los autores explican que el mundo es la representación completa de la realidad y lo que hacemos los seres humanos es construir mapas mentales que nos sirven para interpretar ese mundo, y actuar en él. Como sabemos una de las características de los mapas es que establecen límites. En el caso de nuestros mapas mentales ellos también establecen límites en nuestras mentes que restringen nuestro horizonte de posibilidades de acción.

La construcción de estos mapas mentales estará en función de los conocimientos que adquirimos los seres humanos. A mayores conocimientos tendremos mayor capacidad de acción y menores límites mentales. Sin embargo, para la construcción de estos mapas mentales los seres humanos tenemos tres limitantes principales: neurológicas, sociales e individuales.

Las limitantes neurológicas son las relacionadas con nuestro cuerpo, es decir con nuestros sentidos y sistema nervioso. La mayor capacidad con que desarrollemos nuestra corporalidad neurológica ampliará nuestra capacidad de acción y reducirá nuestros límites de acción en este aspecto.

Luego tenemos las limitantes sociales referidas a las comunidades en las cuales vivimos. Es decir, en función al mayor número de comunidades en las cuales vivamos se ampliará la cantidad conocimientos que adquirimos en ellas, y se reducirán nuestros límites de acción. Aquí estamos hablando de las comunidades según la geografía (países, ciudades, distritos, etc.), según la profesión u oficio de cada persona, según el deporte que se practica, según el arte que se realiza, etc. Dada la diversa e ilimitada cantidad de actividades que puede realizar cada ser humano el límite es estrictamente personal.

Finalmente tenemos las limitantes individuales que están compuestas por todas las experiencias particulares en nuestra vida. Es decir las vidas con mayor variedad y riqueza de experiencias tendrán mayores conocimientos y menores límites de acción.

En conclusión, todos los seres humanos hemos construido los mapas con los que interpretamos el mundo de acuerdo a nuestros límites neurológicos, sociales e individuales. Es decir, en la medida que tengamos menos límites en esos tres aspectos, la riqueza de nuestro mapa y de nuestro horizonte de posibilidades de acción será mayor.

Hasta el jueves.

jueves, 30 de junio de 2016

REFLEXIÓN PERSONAL ENTRE LA CULTURA MATRÍSTICA Y MI TESIS

Desde que leí a Humberto Maturana y su teoría sobre la cultura matrística de la que escribí en mi artículo anterior, me impresionó mucho la forma en la que el autor conjetura que ha perdurado esa cultura en el mundo hasta nuestros días, a pesar del rol preponderante de la cultura patriarcal.

Como recordarán, él sostiene que esa cultura matrística guiada por el amor que implica “la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia” ha perdurado hasta nuestros días a través de la enseñanza a los niños y niñas principalmente por las mujeres en el ejercicio de su maternidad.

Esa forma en la que podría haber perdurado la cultura matrística hasta nuestros días, me hace relacionarla con una de las conclusiones de mi Tesis para obtener mi grado de Magister en Sociología.

En mi tesis, yo llegué a la conclusión de que en la muestra de mi investigación había encontrado a la “tercera mujer”. Esa mujer de la que habla el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky. Una mujer que se describe con el poder de gobernarse a sí misma y que quiere dirigir su vida sin vías sociales predefinidas, buscando lo mejor de los dos mundos, el público y privado: en el ámbito público con su incursión en la actividad laboral y política, y en el ámbito privado con el poder protagónico de la maternidad.

Las mujeres que encontré en el grupo de investigación de mi tesis tenían muy claro que una de las prioridades de su vida era su rol materno. Además, ellas se veían como protagonistas en las actividades del cuidado de los niños y niñas en el hogar en cuanto a su rol materno. Sin embargo, esas  mismas mujeres tenían muy clara su necesidad de participar en el mundo laboral como parte de su desarrollo personal y profesional en sus vidas.

Luego de leer la teoría matrística de Maturana pienso que desde la perspectiva de esas “terceras mujeres” tendríamos garantizada la continuación de la enseñanza de la cultura matrística guiada por el amor en la crianza de los niños y niñas. Asimismo, tendríamos la posibilidad de que ese enfoque matrístico se extienda y pueda ser aplicado por las mujeres en sus participaciones en el ámbito público (en las actividades laborales y políticas que es donde a mi criterio tanto se necesita).

Sin embargo, pienso que el principal reto está ahora en el campo de los varones y mujeres que aún vivimos bajo la influencia de la cultura patriarcal ¿Podremos desechar nuestro apego por dicha cultura patriarcal que niega al otro?  Y en el caso de los varones: ¿Seremos capaces de incursionar en el ámbito privado del cuidado de los niños y las niñas con la misma fuerza que las mujeres han incursionado en el ámbito público laboral y político?

Hasta el lunes.

lunes, 27 de junio de 2016

EL CONFLICTO ENTRE LA CULTURA MATRÍSTICA Y LA PATRIARCAL

En mi artículo anterior escribí sobre la emoción del amor según el pensamiento de Humberto Maturana. En esta oportunidad quiero referirme a otro tema interesante que plantea Maturana y que está referido a los orígenes de las culturas matrística y patriarcal y el conflicto existente  entre ellas.

Según Maturana la cultura matrística nace en la convivencia social de los primeros seres humanos que eran agricultores, recolectores y cazadores (hace más de un millón de años). Él conjetura que las principales características de esa sociedad habrían sido la de compartir una vida armoniosa sin jerarquías, de respeto, acuerdo, consenso y equidad complementaria entre varones y mujeres. En otras palabras un ambiente adecuado para desarrollar la emoción del amor: “la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia”.

Él conjetura también que la cultura patriarcal debe haberse originado hace unos 7 o 6 mil años atrás, con la actividad del pastoreo. Esta actividad del pastoreo es la que habría desarrollado en los seres humanos la emoción de la apropiación y de la negación del otro. Primero, con la restricción de otros comensales respecto al ganado que empieza a considerarlo suyo, y luego con la destrucción de los posibles competidores comensales (animales o humanos) a los que empieza a considerar como sus enemigos.

Es decir, con el patriarcado se habrían originado entre otras nociones: a) las relaciones de apropiación y exclusión, enemistad y guerra, jerarquía y subordinación, poder y obediencia; b) las relaciones de desconfianza y el deseo de dominación y control, c) la búsqueda de la seguridad y el deseo de la abundancia recursos, d) la concepción de la procreación como fuente generadora de poder y riqueza, y el sometimiento de las mujeres por los varones en las familias. Como podemos apreciar lo común de estas nociones originadas por el patriarcado es que implican la negación del otro, lo cual es contrario al amor.

La cultura del patriarcado en esa época antigua venció con la violencia a la cultura matrística, y es la cultura que predomina en el mundo hasta nuestros días. Sin embargo, la cultura matrística no murió, ya que ha sobrevivido hasta nuestros días a través de las enseñanzas amorosas que se dan en la crianza de los niños de generación en generación principalmente por las mujeres.

Eso explicaría porque los seres humanos vivimos en esa lucha entre los ideales matrísticos guiados por el amor que se aprenden en la niñez y principalmente enseñados por las mujeres, y los ideales patriarcales guiados por la negación del otro que son los que imperan una vez que incursionamos a la vida adulta.

Hasta el jueves.