Este artículo nace de las
ideas que postula John Whitmore en su libro Coaching
respecto al potencial. Me gustaría citar dos de ellas que me motivaron mucho a
la reflexión: “Hay que pensar en el equipo en términos de potencial y no de
rendimiento”, “Hay algo en el interior de la persona que espera ser liberado”.
Pienso que muchas veces
asociamos el potencial con el rendimiento. Es decir, evaluamos el rendimiento
de una persona y en función de ese rendimiento asumimos un potencial. En otras
palabras establecemos un pensamiento lógico, si la persona “A” logro un
rendimiento “B” muy satisfactorio es muy probable que logre un rendimiento “C”
más satisfactorio.
Sin embargo, en mi opinión, el
pensamiento lógico del párrafo anterior no está recogiendo la reflexión de las
frases de Whitmore que yo he citado.
En la primera frase el autor
separa los dos conceptos: “Hay que pensar en el equipo en términos de potencial
y no de rendimiento”. A mi parecer es muy claro su mensaje, la clave para él es
el potencial, no el rendimiento. En la segunda frase pienso que se complementa
su apreciación: “Hay algo en el interior de la persona que espera ser
liberado”. Veamos, primero, la clave para él es el potencial y no el
rendimiento, y luego postula que todos tenemos un potencial que espera ser
liberado. En conclusión, todos tenemos potencial.
Esta conclusión me parece
importante porque se suele discriminar a las personas entre personas con
potencial y sin potencial, como si existieran personas sin potencial. Quizás lo
que apreciamos son personas que han liberado su potencial y personas que aún no
han liberado su potencial.
Entonces una pregunta válida
podría ser, ¿y cómo podemos liberar nuestro potencial?
Pienso que nuestro potencial
lo podemos liberar de varias maneras. Sin embargo se me ocurren dos: i) la
primera que estemos atentos a las oportunidades retadoras que se nos presentan
en la vida y sepamos aprovecharlas, ii) la segunda que construyamos nuestras propias
oportunidades, metas y retos, y nos esforcemos por alcanzarlos.
Les sugiero, por lo tanto,
acabar con el mito del potencial porque todos tenemos potencial. Y más bien, en
el caso de que no se nos hubieran presentado las oportunidades para liberarlo, tener
consciencia que nosotros podemos ser capaces de fabricar nuestras propias
oportunidades. Lo que sí es muy probable, que en el caso que no hagamos nada,
nuestro potencial puede permanecer oculto por mucho tiempo en alguna parte de
nuestro ser.
Hasta el jueves.