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lunes, 27 de junio de 2016

EL CONFLICTO ENTRE LA CULTURA MATRÍSTICA Y LA PATRIARCAL

En mi artículo anterior escribí sobre la emoción del amor según el pensamiento de Humberto Maturana. En esta oportunidad quiero referirme a otro tema interesante que plantea Maturana y que está referido a los orígenes de las culturas matrística y patriarcal y el conflicto existente  entre ellas.

Según Maturana la cultura matrística nace en la convivencia social de los primeros seres humanos que eran agricultores, recolectores y cazadores (hace más de un millón de años). Él conjetura que las principales características de esa sociedad habrían sido la de compartir una vida armoniosa sin jerarquías, de respeto, acuerdo, consenso y equidad complementaria entre varones y mujeres. En otras palabras un ambiente adecuado para desarrollar la emoción del amor: “la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia”.

Él conjetura también que la cultura patriarcal debe haberse originado hace unos 7 o 6 mil años atrás, con la actividad del pastoreo. Esta actividad del pastoreo es la que habría desarrollado en los seres humanos la emoción de la apropiación y de la negación del otro. Primero, con la restricción de otros comensales respecto al ganado que empieza a considerarlo suyo, y luego con la destrucción de los posibles competidores comensales (animales o humanos) a los que empieza a considerar como sus enemigos.

Es decir, con el patriarcado se habrían originado entre otras nociones: a) las relaciones de apropiación y exclusión, enemistad y guerra, jerarquía y subordinación, poder y obediencia; b) las relaciones de desconfianza y el deseo de dominación y control, c) la búsqueda de la seguridad y el deseo de la abundancia recursos, d) la concepción de la procreación como fuente generadora de poder y riqueza, y el sometimiento de las mujeres por los varones en las familias. Como podemos apreciar lo común de estas nociones originadas por el patriarcado es que implican la negación del otro, lo cual es contrario al amor.

La cultura del patriarcado en esa época antigua venció con la violencia a la cultura matrística, y es la cultura que predomina en el mundo hasta nuestros días. Sin embargo, la cultura matrística no murió, ya que ha sobrevivido hasta nuestros días a través de las enseñanzas amorosas que se dan en la crianza de los niños de generación en generación principalmente por las mujeres.

Eso explicaría porque los seres humanos vivimos en esa lucha entre los ideales matrísticos guiados por el amor que se aprenden en la niñez y principalmente enseñados por las mujeres, y los ideales patriarcales guiados por la negación del otro que son los que imperan una vez que incursionamos a la vida adulta.

Hasta el jueves.