'

jueves, 14 de julio de 2016

LA TARUMBA UN ESPECTÁCULO DE ACCIONES DIFÍCILES

Hace unos días tuve la oportunidad de asistir al montaje que está realizando el equipo de La Tarumba y que tiene como nombre Tempo. La verdad soy un seguidor de la La tarumba y este espectáculo en mi opinión es muy recomendable.

Mientras admiraba el espectáculo me ponía a pensar en todo el trabajo que debe haber detrás de cada malabar, de cada ejercicio, de cada actuación. Cuantas acciones repetitivas deben haber realizado cada integrante del equipo para lograr un resultado excelente. Y como la suma de esos resultados individuales excelentes dan origen a un espectáculo extraordinario.

Para nosotros los espectadores, las actuaciones que hacen los artistas de La Tarumba nos parecen que están llenas de “acciones difíciles”, y en efecto lo están. Lo que pasa es que cuando ellos las hacen parecen fáciles. Detrás de esa facilidad con la que ellos realizan sus actos está todo su entrenamiento y esfuerzo cotidiano.

Les propongo reflexionar para ver si podemos aplicar ese enfoque de vida de La Tarumba en nuestra vida diaria. En mi opinión, nosotros también somos capaces de hacer que se nos haga fácil la realización de esas “acciones difíciles” que se nos presentan en la vida cotidiana. Solo tenemos que realizar las acciones clave del entrenamiento efectivo: esfuerzo y repetición.

Ya sé, pero ustedes podrán decir: eso de realizar las acciones claves del entrenamiento efectivo no es tan fácil. En efecto, claro que sí, no es tan fácil, tenemos muchos enemigos internos que nos impiden ponerlo en práctica. Como por ejemplo: “no tengo tiempo”, “eso cansa”, “eso no es para mí”, “mejor lo hacemos mañana”, “yo no tengo habilidad para eso”, “hay otros que lo hacen mejor que yo”, “¿y si no funciona?”, etc., etc., etc.

Sin embargo, la responsabilidad de entrenar en forma efectiva para poder realizar esas “acciones difíciles” es nuestra y la tenemos a la mano todos los días. No depende de nadie más. Nadie nos puede impedir que hagamos diariamente nuestro mejor esfuerzo en forma repetida, ¿o sí? Nadie puede impedir que busquemos con entusiasmo el resultado deseado.

¿Y cuál es ese resultado deseado? Bueno, en el caso de La Tarumba la cara de alegría de todo el elenco cuando termina el espectáculo. Todos ellos sonrientes satisfechos de haber brindado su mejor esfuerzo. La cara de alegría y el aplauso generoso de todos los que disfrutamos del espectáculo. Las emociones son contagiosas y como en este caso la alegría se contagia. Y esa alegría no solo es momentánea, se revive cada vez que se recuerda lo vivido, como ahora que escribo este artículo: ¡Gracias La Tarumba!

Hasta el lunes.