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lunes, 22 de agosto de 2016

EL QUE QUIERE CELESTE ….

Así dice el dicho: “El que quiere celeste …que le cueste”. Mi interpretación del dicho es que todo lo bueno cuesta esfuerzo, tiempo, disposición, entrega, etc.

Han terminado los juegos olímpicos y en la clausura de hoy, que dicho sea de paso me pareció espectacular, he visto como se cumplía ese dicho.

Y lo veía en las expresiones de los atletas, rostros alegres, cuerpos queriendo expresarse, listos para los gestos o para el baile, ponían una música y ya la querían bailar. A la mayoría los vi viviendo la emoción de la alegría, esa alegría contagiosa que hace que el espectador se contagie de esa misma alegría.

En mi opinión era alegría de la satisfacción de haber hecho su mejor esfuerzo en estas olimpiadas. Pocos son los ganadores, solo tres medallas por disciplina. Sin embargo, por la alegría que veía parecía que todos eran ganadores. Y a mi criterio, eso es cierto, todos son ganadores. Y lo son porque realizaron su mejor su esfuerzo.

Un esfuerzo además que no venía de un solo día. Un esfuerzo producto de un trabajo duro, cotidiano, entusiasta, que pospone el disfrute inmediato por la esperanza de la posibilidad futura. Que no ve el sacrificio de posponer el disfrute presente porque la esperanza del premio futuro es mayor. Un esfuerzo que libera su potencial y que les hace lograr lo inimaginable.

En el coaching los coachs vemos a nuestros coachees como a esos atletas olímpicos. Vemos ese potencial que ellos muchas veces no ven. Nuestras preguntas van orientadas a liberar ese potencial para que ellos estén conscientes y se hagan responsables de ese potencial, y para que sobre todo lo puedan aprovechar.

Pero el trabajo duro lo tiene el coachee, él o ella es, quien que luego de tomar consciencia y responsabilidad tiene que plantearse retos y sobre todo cumplirlos. No será fácil, será necesario trabajo arduo, cotidiano y entusiasta. El coach estará allí todo el tiempo, acompañándolos brindándoles las herramientas adecuadas.

El mejor resultado será el rostro de los coachees, como el de los atletas de estas olimpiadas, alegre, satisfecho de haber realizado su mejor esfuerzo, y haber alcanzado resultados que no pensaba alcanzar.

El que quiere celeste…….

Hasta la próxima.