La semana pasada escribí
sobre la medalla de oro en Judo para una atleta argentina, la más chiquita de estatura
solo 1.50 m. “La peque”. Ahora mi artículo trata sobre la medalla de plata en
Tenis de otro atleta argentino “Delpo”, uno de los más altos de estatura con
1.98 m.
Si bien son diferentes en
cuanto a estatura son muy similares en cuanto a seres humanos que sufren
adversidades y saben levantarse de ellas.
“Delpo” saltó a la fama muy
joven y su mejor puesto en el ranking de tenis fue en enero de 2010 en el que
llegó al puesto 4. Sin embargo, ese mismo año comenzaron sus molestias físicas
con relación a su muñeca izquierda que le significaron que obtuviera resultados
dispares desde ese año. Subía y bajaba del ranking en proporciones
considerables. No tenía regularidad.
El año pasado estuvo de para
y terminó en el puesto 590 del ranking de la ATP. Actualmente está en el puesto
141. Con ese puesto entra a competir a las olimpiadas de Rio 2016, donde le
tocaría jugar entre otros con Djokovic (1 del ranking), Nadal (5 del ranking) y
Murray (2 del ranking).
Lo asombroso es que le gana
con autoridad al Djokovic en el partido incial, lo cual habría desanimado a
cualquiera. Imagínense, vienes de para, no estás en tu mejor momento y te toca
en el partido inicial con el mejor del mundo. Es como para pensar: bueno y ¿a
quienes vamos a ver en el resto de las olimpiadas?
Pero no fue así, partidazo
contra Djokovic y al final lágrimas de los dos. Llanto del serbio, el número 1,
porque se regresaba a casa a la primera de bastos. Por otro lado, llanto del
argentino como si intuyera que era el comienzo de una campaña de ensueño para
su carrera.
Los partidos siguientes no
fueron fáciles para “Delpo”, tuvo partidos muy reñidos con el portugués Joao
Sousa, el japonés Taro Daniel y el español Roberto Bautista. Y en la semifinal
vencer a otro grande a Rafael Nadal, el que nunca se rinde, más valor para “Delpo”.
Y en la final con Murray lo dejó todo. Alguien tenía que ganar y esta vez le
tocó al escocés.
En mi opinión, lo
interesante desde el punto de vista del coaching es que “Delpo” se olvidó de su
lugar actual en el ranking y se la creyó. Confió en su potencial no en el
ranking. Se dio cuenta de su realidad y se hizo responsable de su fortaleza
interna y sus capacidades; sin importarle lo que pudieran pensar los demás. Y
sobre todo actuó con todo su ser: cuerpo, lenguaje y emociones. De esa manera,
se sorprendió el mismo y sorprendió a todos con sus resultados ¡Grande Delpo!
Hasta el jueves, aquí les
dejo una foto de “Delpo” luego de ganarle a Nadal.