En la miniserie Marco Polo
que se puede ver por la cadena Netflix del cable, hubo una escena que me gustó
mucho y que me inspiró para escribir el presente artículo.
Resulta que el Gran Kan
emperador de Mongolia de nombre Kublai, para mantener su poder como reciente
emperador de china asesinó con sus propias manos al heredero del imperio chino
que era un niño pequeñito.
Ese asesinato lo presenció Marco
Polo quien era cercano al Gran Kan porque se había sabido ganar su confianza y
respeto. Este asesinato le originó a Marco Polo sentimientos de repulsión, desilusión
y resentimiento contra el Kan.
Lo curioso es que el Gran
Kan también estaba resentido con esa actitud de marco Polo. En esa situación el
Gran Kan le dijo a Marco Polo que lo acompañara a subir la montaña del lobo
para meditar sobre una importante decisión. En la montaña ambos son atacados
por el gran lobo quien casi mata al Gran Kan pero es salvado por Marco Polo
quien mató al lobo de un flechazo.
El Gran Kan luego de ser
salvado le dijo a Marco Polo regresemos que ya tengo clara mi decisión. Marco
Polo mostró su cara de desconcierto. El Gran Kan le dijo: he recuperado mi
confianza en ti porque has realizado “una acción difícil”. Tú estabas resentido
porque maté al niño heredero emperador, pero a pesar de eso, cuando me viste en
peligro de muerte me salvaste la vida, esa debe haber sido “una acción difícil”
para ti. Esa “acción difícil” que tu realizaste me demuestra tu cariño y
lealtad. Fin de la escena.
Esa escena me hizo
reflexionar sobre las “acciones difíciles” que tenemos que realizar en nuestra
vida para ganarnos la confianza de las personas que nos lideran, o de las personas
a quienes lideramos.
Esas “acciones difíciles” no
se enseñan en los libros, no se aprenden en clase. Esas “acciones difíciles” se
realizan y se aprenden en nuestro vivir cotidiano. Esas “acciones difíciles” se
suman a todas las decisiones y acciones que realizamos en nuestro vivir y que
son las que forman nuestro carácter. Ese carácter que forma nuestro ser, nuestra
identidad y guía nuestra vida.
Como ustedes saben, yo
escribo y creo mucho en el proceso de la “reflexión”. Sin embargo, la reflexión
sin acciones está expuesta a que se la lleve el viento. Las acciones son lo que
le da vida a nuestras reflexiones. Las acciones son las que transforman las
reflexiones en realidad y hacen posible que se obtengan resultados. Y estos
resultados pueden ser asombrosos si nos atrevemos a realizar las “acciones
difíciles”, esas acciones que los demás generalmente rehúyen.
Hasta el jueves.