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lunes, 2 de noviembre de 2015

¿REALMENTE SABEMOS COMO SON LAS COSAS?

En mi artículo número 3, expliqué que según varios autores los observadores adquirimos nuestros conocimientos de dos maneras: la primera es producto de nuestra herencia genética (de nuestros padres y nuestra tradición evolutiva ancestral), y la segunda es producto de nuestro aprendizaje en nuestra acción e interacción con todos los seres del mundo desde que nacemos hasta que morimos. Siendo en ambos casos muy importante los sistemas sociales en los que nos desarrollemos como observadores, llámense ciudad, país, región, estudios, oficios, etc.

Estas dos maneras de obtener conocimientos, hace que todos los seres humanos seamos seres distintos en la forma en que observamos el mundo exterior. En otras palabras, cada persona es un tipo único de observador del mundo, y por lo tanto, cuando observamos algo, la interpretación de ese algo, no será necesariamente igual para todas las personas. Esta característica podemos expresarla diciendo que los seres humanos somos seres interpretativos, y que además interpretamos las cosas en base a los conocimientos adquiridos en nuestra vida.

Aquí nos surge la pregunta: ¿Sabemos cómo son las cosas o solo sabemos cómo las interpretamos?

Por ejemplo, las personas usualmente recurren a un coach debido a que están enfrentando problemas, dificultades, o insatisfacciones, que les impiden alcanzar los resultados que ellas quieren. Lo más probable también, es que dichas personas no sepan que acciones realizar para revertir tales situaciones.

Para el coach, es algo fundamental saber que estos problemas, dificultades o insatisfacciones que enfrentan sus coachees se deben a su forma particular de observar el mundo, es decir, a su forma de interpretarlo.

Este conocimiento fundamental, le permitirá al coach apoyar al coachee para que primero descubra y luego pueda tomar “consciencia y responsabilidad” de las causas que fundamentan la interpretación que tiene de sus problemas, dificultades o insatisfacciones; y sobre todo, para identificar nuevos horizontes de posibilidades que incrementen su capacidad de acción para enfrentarlas.

Como diría Rafael Echeverría, he aquí la importancia de estar consciente que: “No sabemos cómo las cosas son. Solo sabemos cómo las observamos o como las interpretamos. Vivimos en mundos interpretativos” (primer principio de la “ontología del lenguaje”).


Hasta el jueves