En mi artículo número
3, expliqué que según varios autores los observadores adquirimos nuestros
conocimientos de dos maneras: la primera es producto de nuestra herencia
genética (de nuestros padres y nuestra tradición evolutiva ancestral), y la
segunda es producto de nuestro aprendizaje en nuestra acción e interacción con
todos los seres del mundo desde que nacemos hasta que morimos. Siendo en ambos
casos muy importante los sistemas sociales en los que nos desarrollemos como
observadores, llámense ciudad, país, región, estudios, oficios, etc.
Estas dos maneras de obtener
conocimientos, hace que todos los seres humanos seamos seres distintos en la
forma en que observamos el mundo exterior. En otras palabras, cada persona es
un tipo único de observador del mundo, y por lo tanto, cuando observamos algo,
la interpretación de ese algo, no será necesariamente igual para todas las
personas. Esta característica podemos expresarla diciendo que los seres humanos
somos seres interpretativos, y que además interpretamos las cosas en base a los
conocimientos adquiridos en nuestra vida.
Aquí nos surge la
pregunta: ¿Sabemos cómo son las cosas o solo sabemos cómo las interpretamos?
Por ejemplo, las
personas usualmente recurren a un coach debido a que están enfrentando
problemas, dificultades, o insatisfacciones, que les impiden alcanzar los
resultados que ellas quieren. Lo más probable también, es que dichas personas no
sepan que acciones realizar para revertir tales situaciones.
Para el coach, es algo
fundamental saber que estos problemas, dificultades o insatisfacciones que
enfrentan sus coachees se deben a su forma particular de observar el mundo, es
decir, a su forma de interpretarlo.
Este conocimiento
fundamental, le permitirá al coach apoyar al coachee para que primero descubra
y luego pueda tomar “consciencia y responsabilidad” de las causas que
fundamentan la interpretación que tiene de sus problemas, dificultades o
insatisfacciones; y sobre todo, para identificar nuevos horizontes de
posibilidades que incrementen su capacidad de acción para enfrentarlas.
Como diría Rafael
Echeverría, he aquí la importancia de estar consciente que: “No sabemos cómo las cosas son. Solo sabemos
cómo las observamos o como las interpretamos. Vivimos en mundos
interpretativos” (primer principio de la “ontología del lenguaje”).
Hasta el jueves