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domingo, 29 de noviembre de 2015

EL AMOR COMO DECLARACIÓN FUNDAMENTAL

Esta semana en mi artículo del lunes escribí sobre lo que significan las “declaraciones” en el coaching. Y dentro de este concepto detallé las que según Rafael Echeverría deberían ser las “declaraciones fundamentales de nuestra vida”.

A través de la semana, he estado publicando posts pequeños comentando brevemente esas “declaraciones fundamentales”, la diferencia fue que el jueves le dediqué un artículo especial a la “declaración del perdón”. A pesar de que a mi criterio la “declaración fundamental del amor” es la más importante, pensaba dedicarle hoy solo un post. Sin embargo me he arrepentido de esa decisión previa y así nace este artículo especial.

Tratando de entenderme a mí mismo, quizás en un principio no quise extenderme sobre el “amor” para evitar utilizar conceptos religiosos sobre él, que los hay muy bellos, ni románticos, que los hay muy bellos también. Por lo tanto, pondré como premisa de lo que escribiré sobre el amor a la definición de Humberto Maturana que me gusta muchísimo.

Según Maturana “amor” es la emoción que implica “la aceptación  del otro, como un legítimo otro, en la convivencia”. Comparto a continuación, algunas de mis reflexiones derivadas de esa definición. Es decir, si acepto al otro como un legítimo otro en la convivencia, pienso que debería:

-       Tener una disposición de apertura al otro, para escucharlo y poner empeño en comprenderlo, aunque después de comprenderlo no esté de acuerdo con él. Comprenderlo es importante, porque podré establecer mi posición de “acuerdo” o “desacuerdo” con él de una manera abierta y reflexiva.
-       Reflexionar, acerca de que si para lograr la convivencia con el otro es necesario que llegue a acuerdos con él. Esto podrá funcionar si hemos hecho el esfuerzo de comprenderlo, como menciono en el punto anterior.
Según Maturana, “la única forma de arreglar desacuerdos, es con acuerdos”. Y esto, en mi opinión, puede servir para tratar asuntos cotidianos sencillos en la relación familiar o amical, así como para temas sociales muy complejos que involucran conflictos sociales.
-       Trabajar para evitar negar al otro. Niego al otro cuando: i) pienso que él no tiene acceso a una verdad, que yo si tengo, ii) pienso que soy mejor porque sé más que él, iii) lo discrimino por su raza, sexo, edad, condición social o cultural, etc.
Cada vez que niego al otro, me impido escucharlo, llegar a comprenderlo y lograr posibles acuerdos con él, en caso lo considere necesario.

El tema puede dar para más, pero lo dejo allí, para que tú mi querido lector o lectora le agregues tus propias reflexiones.

Como mencioné en mi artículo del jueves 23, el lunes responderemos a la pregunta: ¿Y qué son los juicios?

Hasta mañana.