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lunes, 9 de noviembre de 2015

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE LA FORMA EN QUE HACEMOS LAS COSAS?

En la sabiduría popular se dice: hay que conocer a las personas por sus acciones. Hasta allí, consideramos que no hay nada nuevo con relación al título del presente artículo.

Lo que Rafael Echeverría nos señala es que si nos quedamos en este concepto, solo estamos viendo una dirección de la relación “Hacer-Ser” (es decir, que de acuerdo al “hacer” de las personas conoceremos su “ser”). La otra dirección que él propone, es la inversa, es el “Ser-Hacer”, que significa que  nuestro “ser” también se constituye o se forma con nuestro “hacer”. Trataremos de explicar este tema en una forma práctica y en relación con el coaching.

Por ejemplo, cuando hacemos las cosas que hacemos, las realizamos debido a la forma particular que somos en nuestra condición de observadores y seres interpretativos del mundo. Esto, como explicamos en el artículo anterior, permite al coach indagar y descubrir las causas que determinan las interpretaciones de los coachees ante determinadas situaciones que atraviesan en su vida. Aquí estamos en la primera dirección de la relación “Hacer-Ser”: “actuamos de acuerdo a cómo somos”. En otras palabras, gracias a esta primera dirección de la relación, los coachs podemos apoyar a los coachees a tomar “consciencia y responsabilidad” de las causas de sus interpretaciones, y que explican a qué se debe que ellos perciban ciertas situaciones como problemas, dificultades, o insatisfacciones.

Pero cuando nos referimos a la segunda dirección de la relación “Ser-Hacer”, nos estamos centrando en el trabajo del coach para apoyar al coachee en la generación de nuevas interpretaciones, que generen nuevas acciones, y como consecuencia de ello generen un cambio en el coachee, de tal manera que le permita incrementar su horizonte de posibilidades de acción. Es decir, gracias a esta segunda dirección de la relación, se puede comprender el fundamento del  proceso por el cual el coachee puede tener la capacidad de diseñar y realizar nuevas acciones que realicen un cambio en su “ser”.

En mi opinión, lo interesante de esta relación dual “Hacer-Ser” y “Ser-Hacer”, es que podemos saber cómo somos por las cosas que hacemos; y por otro lado, podemos cambiar la forma en que “somos” mediante el aprendizaje de nuevas formas de “hacer” las cosas que hacemos.

Rafael Echeverría define este tema como su segundo principio de la “ontología del lenguaje, de la siguiente manera: “No solo actuamos de acuerdo a cómo somos, (y lo hacemos), También somos de acuerdo a cómo actuamos. La acción genera ser. Uno deviene de acuerdo a lo que hace”.


Hasta el jueves.