En la sabiduría
popular se dice: hay que conocer a las personas por sus acciones. Hasta allí, consideramos
que no hay nada nuevo con relación al título del presente artículo.
Lo que Rafael Echeverría
nos señala es que si nos quedamos en este concepto, solo estamos viendo una
dirección de la relación “Hacer-Ser” (es decir, que de acuerdo al “hacer” de
las personas conoceremos su “ser”). La otra dirección que él propone, es la
inversa, es el “Ser-Hacer”, que significa que nuestro “ser” también se constituye o se forma
con nuestro “hacer”. Trataremos de explicar este tema en una forma práctica y
en relación con el coaching.
Por ejemplo, cuando
hacemos las cosas que hacemos, las realizamos debido a la forma particular que
somos en nuestra condición de observadores y seres interpretativos del mundo.
Esto, como explicamos en el artículo anterior, permite al coach indagar y
descubrir las causas que determinan las interpretaciones de los coachees ante
determinadas situaciones que atraviesan en su vida. Aquí estamos en la primera
dirección de la relación “Hacer-Ser”: “actuamos
de acuerdo a cómo somos”. En otras palabras, gracias a esta primera
dirección de la relación, los coachs podemos apoyar a los coachees a tomar
“consciencia y responsabilidad” de las causas de sus interpretaciones, y que
explican a qué se debe que ellos perciban ciertas situaciones como problemas,
dificultades, o insatisfacciones.
Pero cuando nos
referimos a la segunda dirección de la relación “Ser-Hacer”, nos estamos
centrando en el trabajo del coach para apoyar al coachee en la generación de nuevas
interpretaciones, que generen nuevas acciones, y como consecuencia de ello
generen un cambio en el coachee, de tal manera que le permita incrementar su
horizonte de posibilidades de acción. Es decir, gracias a esta segunda
dirección de la relación, se puede comprender el fundamento del proceso por el cual el coachee puede tener la
capacidad de diseñar y realizar nuevas acciones que realicen un cambio en su
“ser”.
En mi opinión, lo interesante
de esta relación dual “Hacer-Ser” y “Ser-Hacer”, es que podemos saber cómo
somos por las cosas que hacemos; y por otro lado, podemos cambiar la forma en
que “somos” mediante el aprendizaje de nuevas formas de “hacer” las cosas que
hacemos.
Rafael Echeverría
define este tema como su segundo principio de la “ontología del lenguaje, de la
siguiente manera: “No solo actuamos de
acuerdo a cómo somos, (y lo hacemos), También somos de acuerdo a cómo actuamos.
La acción genera ser. Uno deviene de acuerdo a lo que hace”.
Hasta el jueves.