Los juicios son
importantes porque los seres humanos somos productores de juicios. Nos pasa
algo o pasa algo en el mundo, lo interpretamos y creamos un juicio de valor que
guiará nuestras acciones futuras. Los juicios se refieren al pasado pero
guiarán nuestro futuro, eso los hace importantes.
Teniendo en cuenta que
nuestros juicios guían nuestras acciones futuras, es muy recomendable que
reflexionemos periódicamente sobre ellos, ¿son fundados?, ¿cumplen con las
características que mencioné en mi artículo anterior?, ¿son vigentes? Si
somos conscientes de que somos responsables de nuestro futuro, y nuestros
juicios guían gran parte de nuestras acciones futuras, deberíamos también ser
conscientes de la necesidad de darnos un tiempo para reflexionar sobre ellos.
Pero, una pregunta
válida que puede surgir es: ¿Será fácil reflexionar sobre nuestros juicios? En
mi opinión, no es nada fácil. Y pienso que no es fácil porque muchos de
nuestros juicios son parte de nuestro ser que se ha ido formando desde que
éramos niños, y por lo tanto, ya se pueden haber vuelto invisibles para nosotros, solemos decir: "es que así somos".
Compartiré a
continuación un par de ejemplos para clarificar lo que hemos dicho:
- Un
consejo una madre (que a su vez podría provenir de su madre o abuelita, etc.)
podría ser: “no confíes en extraños”. Es más, pueden haber situaciones en
nuestras vidas que han ratificado la validez de ese consejo y han justificado
que se vuelva un juicio de esos indiscutibles de nuestro ser. Sin embargo,
podemos haber llegado a situaciones de nuestra vida personal o laboral en que
se necesita tener desarrollada la capacidad de “confiar en los demás”, y no nos
explicamos porque no obtenemos los resultados deseados.
Es allí cuándo tendremos que reflexionar.
Primero para descubrir la existencia de ese juicio clave: “no confíes en
extraños”. Luego para analizar los fundamentos de ese juicio, con preguntas
tales como: ¿se puede generalizar?, ¿para qué casos aplica y para qué casos
no?, ¿en el caso que estoy enfrentando aplica o no?, y si aplica, ¿bajo que
términos?
- También
podría ser que los triunfos de una persona hayan estado basados en su capacidad
inagotable de dedicar su tiempo al trabajo. Tanto así, que se haya vuelto un
ejemplo vivo de esa forma de vivir. Sin embargo, a cierta altura de su vida le
comienzan a interesar obtener ciertos logros afectivos en los que no obtiene
los resultados deseados.
Será tiempo de reflexionar, si esa “capacidad
inagotable de dedicar tiempo al trabajo” estará ayudando o no a sus nuevos
objetivos afectivos, ¿serán compatibles?, ¿tendrá que buscar un balance?, ¿ese
balance es posible en las condiciones actuales?, ¿qué cambios adicionales debe
hacer?
Esta reflexión sobre
nuestros juicios como mencioné anteriormente en mi opinión no es fácil.
Requerirá de mucha apertura y de una práctica reflexiva continua. Pero allí es
donde surge la labor de un Coach como apoyo y facilitador de crear esa cultura
de autoreflexión en cada coachee.
Hasta el lunes.