Como mencionamos en
nuestro artículo anterior, los quiebres que más nos preocupan son los que nos
impiden en forma recurrente alcanzar los resultados que deseamos y que son
importantes para nuestra vida. En palabras sencillas, son los problemas importantes
de nuestra vida. Es allí cuando nos preocupamos, reflexionamos y eventualmente
realizamos conversaciones para conseguir apoyo.
Según Rafael
Echeverría existe una relación entre las conversaciones y los quiebres o
problemas importantes como los estamos denominando en palabras sencillas. Es
decir, cuando suceden estos problemas importantes podemos desarrollar ciertas
clases de conversaciones que nos ayudarán a buscar y encontrar las soluciones a
dichos problemas.
Las conversaciones se
hacen necesarias para enfrentar estos problemas importantes de nuestra vida,
porque usualmente no tenemos claro que hacer para solucionarlos. Queremos
realizar acciones pero no sabemos cuáles. Las conversaciones nos ayudarán a analizar
y descubrir las acciones posibles que podremos realizar para solucionar el
problema.
Según Humberto
Maturana todas las actividades humanas han surgido de nuestra capacidad para
conversar, crear conversaciones y redes de conversaciones. Las conversaciones son
un entrelazamiento entre lo que las personas nos decimos y él denomina “lenguajear”, y lo que las
personas sentimos y que él denomina “emocionar”. En base a las conversaciones,
es decir, ese lenguajear y emocionar, los seres humanos realizamos la
coordinación de nuestras conductas consensuadas y la realización de nuestras acciones.
Por ejemplo,
supongamos que con un grupo de amigos estamos organizando un paseo. En el
“lenguajear”, es decir, en lo que nos decimos, especificaremos las tareas que
se tienen que realizar para que se lleve a cabo el paseo. El “emocionar” será
importante para que las personas identifiquen las tareas que les gustaría
realizar o para las que crean tener más habilidades. Nuevamente en el
“lenguajear” se realizarán los argumentos y coordinaciones para acordar quien
hace que tareas. Finalmente el “emocionar” guiará la forma conductual en que
realizaremos las tareas acordadas.
Volviendo a las clases
de conversaciones que servirían para la solución de problemas, Echeverría
identifica 4 clases: 1) la conversación de juicios personales, 2) la
conversación para la coordinación de acciones, 3) la conversación para posibles
acciones y 4) la conversación para posibles conversaciones. En los siguientes
artículos desarrollaremos cada una de ellas.
Hasta el lunes en que
escribiré sobre la conversación de juicios personales.