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lunes, 1 de febrero de 2016

EL PODER DE LAS CONVERSACIONES

Como mencionamos en nuestro artículo anterior, los quiebres que más nos preocupan son los que nos impiden en forma recurrente alcanzar los resultados que deseamos y que son importantes para nuestra vida. En palabras sencillas, son los problemas importantes de nuestra vida. Es allí cuando nos preocupamos, reflexionamos y eventualmente realizamos conversaciones para conseguir apoyo.

Según Rafael Echeverría existe una relación entre las conversaciones y los quiebres o problemas importantes como los estamos denominando en palabras sencillas. Es decir, cuando suceden estos problemas importantes podemos desarrollar ciertas clases de conversaciones que nos ayudarán a buscar y encontrar las soluciones a dichos problemas.

Las conversaciones se hacen necesarias para enfrentar estos problemas importantes de nuestra vida, porque usualmente no tenemos claro que hacer para solucionarlos. Queremos realizar acciones pero no sabemos cuáles. Las conversaciones nos ayudarán a analizar y descubrir las acciones posibles que podremos realizar para solucionar el problema.

Según Humberto Maturana todas las actividades humanas han surgido de nuestra capacidad para conversar, crear conversaciones y redes de conversaciones. Las conversaciones son un entrelazamiento entre lo que las personas nos decimos  y él denomina “lenguajear”, y lo que las personas sentimos y que él denomina “emocionar”. En base a las conversaciones, es decir, ese lenguajear y emocionar, los seres humanos realizamos la coordinación de nuestras conductas consensuadas y la realización de nuestras acciones.

Por ejemplo, supongamos que con un grupo de amigos estamos organizando un paseo. En el “lenguajear”, es decir, en lo que nos decimos, especificaremos las tareas que se tienen que realizar para que se lleve a cabo el paseo. El “emocionar” será importante para que las personas identifiquen las tareas que les gustaría realizar o para las que crean tener más habilidades. Nuevamente en el “lenguajear” se realizarán los argumentos y coordinaciones para acordar quien hace que tareas. Finalmente el “emocionar” guiará la forma conductual en que realizaremos las tareas acordadas.

Volviendo a las clases de conversaciones que servirían para la solución de problemas, Echeverría identifica 4 clases: 1) la conversación de juicios personales, 2) la conversación para la coordinación de acciones, 3) la conversación para posibles acciones y 4) la conversación para posibles conversaciones. En los siguientes artículos desarrollaremos cada una de ellas.

Hasta el lunes en que escribiré sobre la conversación de juicios personales.