Según Daniel Goleman la
última de las cinco esferas de la inteligencia emocional es la habilidad para
gestionar las emociones en las interacciones con los demás. En otras palabras
la gestión de emociones en el mundo social.
Dos cualidades emocionales
importantes para la gestión de emociones en el mundo social son el autodominio
y la empatía. El autodominio tiene que ver con nuestra capacidad para
identificar y gestionar nuestras emociones. La empatía significa nuestra
habilidad para identificar e identificarnos con las emociones de los demás.
Cuando utilizamos estas dos
capacidades en nuestras relaciones con otras personas podremos alcanzar la
sincronía emocional. Esa danza entre nuestras emociones y las emociones de las
personas con las que interactuamos. Será una danza sincronizada de
interacciones físicas y de lenguaje.
Esta danza que se da en la
sincronía emocional se puede apreciar claramente en las conversaciones entre
los buenos amigos. En esas conversaciones podremos ver como danzan las palabras
expresadas en el lenguaje con los gestos y las expresiones corporales de todos
los participantes. La sincronía de esas conversaciones entre los buenos amigos
es el mejor ejemplo de la armonía social. Será fácil que luego de esas conversaciones
podamos decir: “la verdad, que bien la pasamos cuando estamos juntos”, ¿les
suena familiar?
Sin embargo, en el mundo
social no solamente interactuamos con nuestros buenos amigos sino con toda
clase de personas y por toda clase de motivos. Entonces, ¿cómo se hace en esos
casos? Hay un dicho antiguo: “al lugar que fueres haz lo que vieres”. La
descripción técnica emocional de ese dicho sería, que debemos ser capaces de
identificar el marco de referencia y las emociones o estados de ánimo de la
persona o personas con quien queremos interactuar. En función de ello debemos
diseñar la mejor forma de interactuar con ellos, de tal manera, que estemos en
sincronía y armonía con su marco de referencia y sus estados de ánimo. Si
reconocemos que estamos danzando vamos por buen camino, caso contrario siempre
hay la oportunidad de cambiar de paso hasta que la danza conversacional y
emocional fluya naturalmente.
La gestión de nuestras emociones
en el mundo social es importante porque como sabemos las emociones son contagiosas.
En mi opinión, el reto está en que logremos
contagiar nuestros estados de ánimo positivos a las personas con las cuales
interactuamos. Al alcanzar dicho reto, estaremos construyendo un ambiente
emocional adecuado para el desarrollo de nuestras interacciones en el mundo
social que nos toque vivir.
Hasta el jueves.