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jueves, 19 de mayo de 2016

LA EMPATÍA

La empatía es la capacidad de identificarse con otras personas. Para poder desarrollar esta capacidad debemos haber desarrollado la habilidad de interpretar las emociones de los demás. Daniel Goleman considera que esta es otra de las principales esferas de la inteligencia emocional.

Para interpretar las emociones de los demás es imprescindible que pongamos atención a sus gestos faciales y corporales, a su tono de voz, a su forma de caminar, su postura, sus ademanes, etc. Dicen los expertos que el mayor porcentaje de los mensajes emocionales son expresados en forma no verbal.

Una persona que puede identificar sus emociones y las de los demás está desarrollando una fortaleza emocional muy importante. Dicha fortaleza por un lado, le permitirá gestionar sus emociones, y por otro lado, le permitirá  gestionar las emociones que surgen en las personas con las cuales interactúa.

El aprendizaje más importante de la empatía al igual que otros aprendizajes emocionales ocurre en nuestra niñez. Dependerá de la crianza en el hogar si se le enseña al niño a ser solidario emocionalmente. Por ejemplo, un niño que es querido, aceptado, acogido, aprenderá también a brindar esas emociones a los demás. Lamentablemente los niños que no recibieron esas emociones no tienen como darlas a los demás, simplemente no las aprendieron. Por eso es muy importante la conducta emocional que compartimos con nuestros niños, así es como ellos aprenden imitando lo que perciben.

La solidaridad emocional aprendida desde la niñez será la base de la empatía con los demás. Sin embargo, este proceso de aprendizaje se irá reforzando, modelando o transformando a través de nuestra vida. Serán factores importantes de este proceso las interacciones con otras personas en los círculos sociales en que participemos, llámense barrio, escuela, clubes, etc. El desarrollo de la empatía es un proceso continuo en la vida de los seres humanos. Pero tenemos que estar conscientes que el aprendizaje más importante se da en la niñez.

Una persona con empatía tendrá interacciones adecuadas con los demás porque se interesará por ellos. Será tierra fértil para el aprendizaje de la ética y la moral, ya que estas disciplinas están relacionadas con la convivencia con los demás. Por el contrario, una persona que no haya desarrollado la empatía tendrá problemas en sus relaciones con los demás. En el caso extremo, podrán convertirse en delincuentes o abusadores que cometen delitos por que no les importa las consecuencias de sus actos en los demás.

Lo bueno es que los seres humanos podemos cambiar. Será más arduo el aprendizaje mientras más adultos seamos, pero siempre podemos cambiar.

Hasta el lunes.