En mi artículo “La aptitud
magistral ante las emociones” del 16 de mayo del presente, escribimos que para
poder lograr esa aptitud según Daniel Goleman se debían trabajar varios
aspectos emocionales, entre ellos el control de los impulsos.
Como también mencionamos en
mi artículo “La inteligencia emocional” del 9 de mayo de los corrientes, el
sistema biológico emocional reacciona a las relaciones de los seres humanos con
el mundo con mayor velocidad que el sistema biológico racional. Esas reacciones
más veloces son las emociones. No podemos impedir que las emociones se produzcan,
pero luego de producidas si podemos gestionarlas.
Vayamos un poco más
despacio. Las emociones son impulsos para actuar. Es decir, nuestro cuerpo se
predispone para cierto número de posibles acciones dependiendo de la emoción
que se viva. Por ejemplo, si tenemos ira nuestro cuerpo se predispondrá para
luchar. Como ya hemos mencionado no podemos evitar que nuestro cuerpo sienta
esa predisposición, pero sí podemos reflexionar sobre esa predisposición y
controlar el impulso.
Pero este control de los
impulsos obviamente es más fácil decirlo que hacerlo. Para poder desarrollar
esta capacidad, como toda capacidad hay que practicarla mucho, mientras más
mejor y mientras más temprano en la vida también mejor.
Esto quiere decir que la
mejor edad para empezar a aprender y desarrollar el control de los impulsos es
la niñez. Una de las mejores formas es aprender a postergar la gratificación
para lograr un beneficio mayor. Es decir, aprender a percibir que la postergación
de la gratificación es beneficiosa. En la medida que logremos esto podremos
estar mejor preparados para controlar nuestros impulsos.
Un niño preparado para el
control de sus impulsos podrá elegir comer su comida primero para poder jugar
después con sus juguetes. Podrá elegir cumplir primero con sus tareas antes de
salir a jugar. Y mañana más tarde cuando sea adulto podrá elegir primero
estudiar antes de salir a divertirse, o elegir trabajar y ahorrar para hacer un
viaje, comprar una casa, hacer una inversión, etc.
Cuando un niño no sea
preparado para controlar sus impulsos, tendrá muchas dificultades o no podrá
tener los logros antes mencionados. Es importante que los padres tengamos
consciencia de esto.
Lo antes mencionado no
quiere decir que después de la niñez no se pueda aprender a controlar los
impulsos. Claro que se puede, pero demandará más esfuerzo, a mayor tiempo que
tardemos mayor será la necesidad de esfuerzo requerido.
Hasta el lunes.