Según Daniel Goleman la
clave para desarrollar el pensamiento positivo es la “esperanza”. Si vamos al diccionario de
la RAE encontraremos que el significado de esperanza es: el estado de ánimo que
surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea.
En otras palabras, cuando la
esperanza es la guía de nuestras acciones todo lo que queremos nos parecerá
alcanzable. Ahora bien, que nos parezca alcanzable no significa que nos sea
fácil de alcanzar, nada de eso. Solo significa que lo podemos hacer y que alcanzarlo
dependerá de nosotros, del mayor esfuerzo o tiempo que le dediquemos a
conseguir lo que queremos.
La esperanza tiene la ventaja
de ser un antídoto para la ansiedad crónica. Esa ansiedad que surge de la
preocupación crónica de que las cosas no nos van a salir bien y que a veces
ocasiona un estado de ánimo que nubla nuestro raciocinio. En ese duelo entre la
esperanza y la ansiedad crónica es en el que podemos hacer surgir a la ansiedad
anticipada. La ansiedad anticipada es la emoción proactiva que permitirá que
nos preparemos lo suficiente en lo que nos sentimos débiles para poder superar
la ansiedad crónica.
En el caso del optimismo,
este va de la mano con la esperanza y el desarrollo del pensamiento positivo.
Si la esperanza hace que veamos posible lo que queremos, el optimismo hará que
lo que queramos sea retador, desafiante.
Cuando somos guiados por el
optimismo nuestras caídas las veremos como un paso más hacia nuestro destino
final. Los fracasos serán vistos como un aprendizaje. El optimista piensa que
tarde o temprano logrará lo que quiere. El famoso beisbolista norteamericano
Babe Ruth decía lo siguiente: “Es difícil superar a una persona que nunca se
rinde”.
¿Qué podemos hacer entonces
para que la esperanza y el optimismo guíen nuestras vidas? Primero que todo creer
en ellos y hacerlos parte de nuestra vida. La esperanza y el optimismo no se
enseñan, se aprenden. Y se aprenden con la práctica, es decir, con nuestro
hacer en la práctica cotidiana. Podemos por ejemplo acostumbrarnos a ponernos
retos y a lograrlos. Pueden ser primero pequeños logros y luego ir creciendo.
El objetivo es que esos primero pequeños y luego grandes logros nos permitan
percibir las ventajas de vivir con esperanza y optimismo.
Cuando logremos afianzar la
esperanza y el optimismo en nuestras vidas el beneficio será múltiple. En
primer lugar el beneficio será para nosotros, pero en segundo lugar el
beneficio través de nuestras acciones se expandirá en forma de aprendizaje para
los seres que nos rodean, y si son niños mucho mejor.
Hasta el jueves.