'

jueves, 17 de marzo de 2016

¿QUEREMOS SER OBEDIENTES O QUEREMOS SER REFLEXIVOS?

Para ser más explícito del título y de la inquietud del presente artículo, voy a ampliar la pregunta: ¿Queremos ser obedientes de las prácticas sociales que nos brindan los sistemas sociales en los cuales nos desarrollamos, o queremos ser reflexivos mediante la indagación de la validez de los argumentos que existen detrás de dichas prácticas sociales?

Lo positivo de las prácticas sociales es que nos permiten ser eficientes en procesos de convivencia social, organizacional, familiar, etc. La parte negativa es que si no efectuamos una reflexión periódica sobre los argumentos detrás de esas prácticas, podríamos estar basando nuestras acciones con prácticas que en algún momento fueron válidas pero que en la actualidad ya no lo son.

Según Rafael Echeverría en su libro Escritos sobre aprendizaje, la herramienta para lograr esa capacidad reflexiva es la indagación. Entendiendo la indagación como el arte de hacer preguntas para conocer los argumentos detrás de las interpretaciones de los otros, sean ellos instituciones o personas.

La indagación nace de la reflexión y de la duda. Quizás de allí viene el problema, no siempre la duda es bien vista en los sistemas sociales, muchas veces ellos prefieren la certeza y la verdad. Sin embargo, la verdad no es absoluta, porque como sabemos los seres humanos somos seres interpretativos. Por lo tanto, necesitamos reflexionar, dudar y por ello indagar.

En mi opinión la importancia de la indagación y de las preguntas la apreciamos claramente cuando hacemos trabajos y proyectos de investigación. Estos trabajos que pueden ser de diversa índole, desde monografías, tesis de grado, proyectos de mejora o inversión, etc. La gran mayoría de ellos nace de una pregunta a responder. Los cuestionarios de cualquier investigación están compuestos de preguntas. La profundidad de las investigaciones estará en función de la profundidad de sus preguntas. Sin embargo, en el sistema educativo formal no nos enseñan a formular preguntas, nos enseñar a responder, no se premia a la mejor pregunta, se premia a la mejor respuesta (fiel a lo que dijo el maestro o lo que dice el libro).

Haciendo una analogía, si para crear un nuevo descubrimiento mediante una investigación tenemos que partir de una reflexión y de una pregunta; es muy probable que la mejor forma de participar en la creación de nuestra propia vida sea también a través de la reflexión y la formulación de preguntas, por ejemplo: sobre nuestra vida, nuestras emociones, nuestros juicios, nuestras metas, etc.

A mi juicio debemos ser obedientes pero también debemos ser reflexivos; y sobre todo, subordinar la obediencia a la reflexión. Pienso además, que lo que debemos aprender es a ser reflexivos y a formular preguntas, porque a ser obedientes ya nos lo enseñaron desde la niñez.

Hasta la próxima.