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lunes, 13 de junio de 2016

LA REFLEXIÓN

En nuestro artículo anterior, “Somos seres que vivimos en el lenguaje” dijimos que según Humberto Maturana los seres humanos podemos percibir, interpretar y actuar en el mundo con nuestros conocimientos emocionales y racionales entrelazados. Esta característica nos permite tener consciencia de nuestros actos y poder reflexionar sobre ellos en el lenguaje.

¿Pero, por qué es importante que tengamos está capacidad de reflexión?

La reflexión es importante porque nos protege de algunas cosas que en algún momento nos son útiles como son: las certezas, las creencias y los juicios.

¿Por qué nos son útiles las certezas, creencias y juicios?

Nos son útiles porque si no tuviéramos las certezas, creencias y juicios estaríamos cavilando todo el tiempo. Demoraríamos nuestra toma de decisiones sencillas y complejas. Perderíamos eficiencia en nuestra coordinación de actividades individuales y con los demás, etc. En conclusión las certezas, creencias y juicios son útiles, claro que sí, ese no es problema.

El problema es que nos pueden ocasionar algunas dificultades. La primera dificultad es cuando se empiezan a considerar como verdades absolutas. Porque las verdades absolutas son enemigas de la reflexión, no se reflexiona sobre lo que se cree verdadero o cierto. La segunda dificultad es que cuando se convierten en verdades absolutas se vuelven “invisibles” e incuestionables. Es decir, como no se ven porque se asumen ciertas, no se hace una revisión de la vigencia y validez de ellas, ni de sus fundamentos.

Por tal razón, una primera virtud de la reflexión es que hace visible lo invisible. Por cuanto recupera las certezas, creencias y juicios y nos permite analizar los fundamentos que las sostienen.

Una segunda virtud de la reflexión es que nos permite practicar el desapego, es decir soltar de nuestro ser esas certezas, creencias y juicios. Tomar distancia de ellas, para poder mirarlas, desafiarlas, retarlas, cuestionarlas.

Una tercera virtud es cuando producto de nuestra reflexión decidimos abandonar algunas certezas, creencias, juicios cuyos fundamentos ya no son vigentes o válidos. En ese momento, nuestro horizonte de posibilidades de acción se incrementa. Nos damos cuenta que hemos  expandido nuestros límites de acción. Y que tenemos una mayor capacidad de acción que nos permite por un lado enfrentar problemas, y por otro lado, tener mayores posibilidades para alcanzar nuestros objetivos y metas en la vida.

Hasta el jueves.