El consenso de los autores
que cita Daniel Goleman en su libro La
inteligencia emocional concuerda en que la niñez es la etapa más importante
para generar la educación emocional que servirá para toda la vida. En la niñez
nuestro cerebro va almacenando nuestras experiencias en datos y emociones. La
importancia de este almacenamiento de datos y emociones es que nuestro cerebro
las evocará cuando perciba que estamos viviendo circunstancias similares y
actuará según las emociones evocadas.
Nuestro sistema emocional es
mucho más antiguo que nuestro sistema racional. Es más los expertos afirman que
el sistema racional surge entrelazándose con el sistema emocional que es
primario. Por tal razón, es que los componentes corporales del sistema
emocional perciben el mundo con mayor rapidez que los componentes corporales del
sistema racional. Y es también por esa razón, que en muchas circunstancias de
nuestra vida actuamos primero en función de nuestras emociones que en cuanto a
nuestra racionalidad.
Tener consciencia de todo lo
antes mencionado debería haber hecho que los seres humanos le demos una
importancia preponderante a la educación emocional. Sin embargo, no ha sido
así. La prioridad en materia de educación ha estado y está priorizada por la
adquisición de conocimientos cognocitivos y el uso de nuestra racionalidad. Los
cuales claro que son importantes. Pero que no deberían soslayar la importancia
de los conocimientos emocionales.
Como el principal
aprendizaje emocional se da en la niñez, los principales protagonistas de la
enseñanza son los padres. Los cuales deberían ser capacitados para que en
primer lugar tengan consciencia de la importancia de la crianza emocional y en
segundo lugar sobre los principios básicos que ellos deberían enseñar a sus
hijos. Y sobre todo, a estar conscientes que su principal enseñanza estará en
lo que expresen con sus comportamientos más que lo que expresen en el lenguaje.
El refuerzo emocional
debería continuar en las escuelas. Para ello debería haber una capacitación de
los maestros en el desarrollo de las capacidades básicas de la inteligencia
emocional. Lo interesante es que este reforzamiento de la educación emocional
en las escuelas debería ser no solo teórico sino eminentemente práctico. Las
emociones se aprenden en nuestras experiencias con el mundo. Por lo tanto, las
experiencias del mundo nos deberían servir para explicar la importancia de las
emociones en nuestras conductas y la forma en que podemos gestionarlas para
aprovecharlas en forma productiva.
Hasta el jueves.