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lunes, 6 de junio de 2016

LA EDUCACIÓN EMOCIONAL

El consenso de los autores que cita Daniel Goleman en su libro La inteligencia emocional concuerda en que la niñez es la etapa más importante para generar la educación emocional que servirá para toda la vida. En la niñez nuestro cerebro va almacenando nuestras experiencias en datos y emociones. La importancia de este almacenamiento de datos y emociones es que nuestro cerebro las evocará cuando perciba que estamos viviendo circunstancias similares y actuará según las emociones evocadas.

Nuestro sistema emocional es mucho más antiguo que nuestro sistema racional. Es más los expertos afirman que el sistema racional surge entrelazándose con el sistema emocional que es primario. Por tal razón, es que los componentes corporales del sistema emocional perciben el mundo con mayor rapidez que los componentes corporales del sistema racional. Y es también por esa razón, que en muchas circunstancias de nuestra vida actuamos primero en función de nuestras emociones que en cuanto a nuestra racionalidad.

Tener consciencia de todo lo antes mencionado debería haber hecho que los seres humanos le demos una importancia preponderante a la educación emocional. Sin embargo, no ha sido así. La prioridad en materia de educación ha estado y está priorizada por la adquisición de conocimientos cognocitivos y el uso de nuestra racionalidad. Los cuales claro que son importantes. Pero que no deberían soslayar la importancia de los conocimientos emocionales.

Como el principal aprendizaje emocional se da en la niñez, los principales protagonistas de la enseñanza son los padres. Los cuales deberían ser capacitados para que en primer lugar tengan consciencia de la importancia de la crianza emocional y en segundo lugar sobre los principios básicos que ellos deberían enseñar a sus hijos. Y sobre todo, a estar conscientes que su principal enseñanza estará en lo que expresen con sus comportamientos más que lo que expresen en el lenguaje.

El refuerzo emocional debería continuar en las escuelas. Para ello debería haber una capacitación de los maestros en el desarrollo de las capacidades básicas de la inteligencia emocional. Lo interesante es que este reforzamiento de la educación emocional en las escuelas debería ser no solo teórico sino eminentemente práctico. Las emociones se aprenden en nuestras experiencias con el mundo. Por lo tanto, las experiencias del mundo nos deberían servir para explicar la importancia de las emociones en nuestras conductas y la forma en que podemos gestionarlas para aprovecharlas en forma productiva.

Hasta el jueves.