Quisiera compartir con
ustedes una de las experiencias más bonitas de trabajo en equipo que he tenido
en mi vida. Esta experiencia tiene que ver con haber sido miembro del equipo de
planeamiento estratégico de la empresa en que trabajé. Nos llamaban el equipo
“Samurai”, no sé si por su significado “el que sirve” o porque si nuestras
propuestas no funcionaban esperaban que nos hagamos el harakiri. En fin, lo
cierto es que así nos llamaban: “el grupo Samurai”.
El objetivo del grupo era
producir estrategias. La aprobación de las estrategias producidas por el grupo
no estaba dentro de sus facultades. Su objetivo solo era crear y formular
estrategias. En mi opinión y parafraseando la característica de James Bond el
agente 007 que tenía “licencia para matar”, en nuestro caso teníamos “licencia
para pensar”.
En el grupo podíamos opinar
de todo, no importaba si no era nuestra área, al contrario los puntos de vista
de las personas de áreas distintas era en mi opinión lo más interesante. No
está demás comentar que la camaradería y apertura de los miembros del grupo
contribuía mucho para que se pudiera lograr ese intercambio de ideas.
Otro de los puntos clave del
grupo era que tenía un excelente facilitador y un excelente coordinador. Ellos
eran los que hacían de moderadores de las intervenciones de los miembros del
grupo y juntaban, organizaban, ordenaban las ideas que el grupo producía.
Los debates eran razonables,
pero también apasionados, siempre tenían que ir acompañados de buenos
argumentos, para poder resistir los argumentos en contra que siempre surgían y
que eran buenos porque nos hacían reflexionar a todos.
Independiente de los
resultados obtenidos que fueron muy buenos y que no es el objetivo de este
artículo detallarlos, en mi opinión la experiencia vivida nos unió mucho a los
miembros del grupo. Hoy en día muchos miembros del equipo nos seguimos viendo.
Y con los que no nos vemos tan seguido, cada vez que nos vemos explota una
emoción de alegría, de ver y abrazar a una persona con la que se caminó por
caminos novedosos y retadores, complicados pero entusiastas.
Este artículo comenzó con el
objetivo de compartir una experiencia real de trabajo en equipo, pero la termino
con una remembranza de mis compañeros de equipo del grupo Samurái. ¡Un fuerte
abrazo amigos queridos!
Hasta el lunes