Como mencionamos en nuestro
artículo anterior, según Bandler y Grinder, las generalizaciones son procesos
que realizamos en nuestras mentes y que consisten en representar experiencias
particulares como si fuesen generales. En este artículo proporcionaremos más
ejemplos que puedan ilustrar como se dan estas generalizaciones en nuestra vida
normal.
Cuando alguien dice “soy
miedoso” está haciendo una generalización. La primera pregunta que se le puede
hacer es, ¿a qué o a quién le tienes miedo? De repente nos dice le tengo miedo
a los perros porque de chico un perro me mordió. Entonces nos damos cuenta que
no es que sea miedoso en términos generales sino que específicamente le tiene
miedo a los perros.
Si quisiéramos hacer esto un
poco más evidente para la persona que nos ha dicho que es miedoso, podríamos
preguntarle, ¿hay algo a lo que no le tengas miedo? De repente, nos podría
contar que no le tiene miedo a la velocidad, es más le gusta correr con su
motocicleta a alta velocidad en la carretera. Con esa respuesta se ratificaría
que no es miedoso en términos genéricos, ya que en otros temas como el manejo
de las motocicletas es bastante audaz.
Al caso que hemos relatado
anteriormente los autores lo denominan como un caso de oraciones sin índice
referencial. Es decir, cuando la persona dijo “soy miedoso” no estaba haciendo
referencia a nada en especial. Si alguien la escucha podría hacerse la idea que
esa persona le tiene miedo a todo. Y lo peor de todo, de tanto decirlo, la
misma persona podría llegar a pensar que ella le tiene miedo a todo.
Otro ejemplo, alguien nos
podría decir “no como pescado porque me atoro con las espinas”. Una pregunta
que le podríamos hacer es, ¿pero cómo específicamente te atoras? Imaginándonos,
nos podría contar que las veces que le había pasado eso, era porque había estado
distraído en las conversaciones mientras comía. Le podríamos repreguntar
entonces, ¿si cuando comes pescado estuvieras más concentrado en lo que comes,
te pasaría lo mismo?, o quizás, hay muchas personas que comen pescado y no les
pasa eso, ¿a qué piensas que se debe?
En este otro caso, según
Bandler y Grinder lo que se presentan son oraciones con verbos inespecíficos.
Es decir, cuando la persona decía “me atoro con las espinas”, el verbo “atoro”
no especificaba como se producía el atoro.
Lo importante es que esta
clase de generalizaciones simples o más complejas pueden estar limitando
nuestras acciones en nuestra vida cotidiana. Por eso es bueno acostumbrarnos a
reflexionar sobre ellas y desafiarlas. Y si esto se nos hace complejo al
principio, para eso podemos recurrir a un coach.
Hasta el lunes.