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lunes, 18 de abril de 2016

EL PROCESO DE LAS GENERALIZACIONES EN LA PNL

Una de las principales corrientes dentro del coaching es la Programación neurolingüística (en adelante PNL). Esta corriente nace de dos autores: Richard Bandler y John Grinder. Ellos en su libro La estructura de la magia I,  explican que el mundo es la representación completa de la realidad en que vivimos. Lo que hacemos los seres humanos es construir mapas o modelos de ese mundo que nos sirven para interpretarlo y actuar en él. Uno de los procesos que usamos para la construcción de estos mapas o modelos es el que ellos denominan como “generalizaciones”.

Las generalizaciones son los procesos que consisten en representar experiencias particulares como si fuesen generales. Por ejemplo, si sabes que no tienes habilidades para tocar la guitarra, una generalización sería decir “soy un negado para la música”. Con ese juicio creado por esa generalización lo que estamos haciendo es construyendo un límite en el mapa de nuestro cerebro por donde no podremos pasar. Por lo tanto, podría implicar que en el futuro no intentemos tocar otro instrumento musical.

Pero si las generalizaciones ponen límites a los mapas que nos sirven para interpretar en el mundo, ¿por qué las hacemos?, ¿para qué nos sirven? Pues nos sirven para hacer más eficientes nuestros procesos. En el caso del ejemplo anterior, la generalización efectuada lo que busca es ahorrar invertir tiempo en una actividad musical para la que se piensa que no se tiene habilidad, la lógica es que ese tiempo podría ser mejor invertido en otra actividad en la que si se tenga la habilidad correspondiente.

Esa es la lógica de las generalizaciones, tratan de hacer más eficiente nuestra vida aprovechando las experiencias vividas. El problema es cuando se hacen esas generalizaciones en automático, sin hacer una reflexión adecuada. Cuando se hacen de esa manera podemos estar limitando nuestra vida y dejando de realizar acciones valiosas. Como en el ejemplo antes mencionado, en el cual de repente no tenemos habilidad para tocar la guitarra, pero si para tocar cualquier otro instrumento, o cantar. La reflexión es una herramienta poderosa que deberíamos cultivar y nunca abandonar.

Lo más peligroso es que esas generalizaciones pueden venir desde nuestra niñez, donde aún no habíamos desarrollado una capacidad de reflexión adecuada. Y puede venir de las personas que más nos quieren, nuestros padres, cuando nos dicen: “tú estás negado para las manualidades”, “el deporte no es para ti”, “eres un desorejado no tienes ritmo”. Por eso, cuidemos lo que le decimos a nuestros hijos, no contribuyamos a su creación de generalizaciones que pongan límites innecesarios en su vida.

Hasta el jueves.