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lunes, 11 de enero de 2016

LAS EMOCIONES Y LOS ESTADOS DE ÁNIMO

Como hemos venido explicando, Rafael Echeverría menciona que las emociones son cambios en nuestro espacio de posibilidades de acción que son gatilladas por ciertos acontecimientos. Es decir, las emociones son específicas y reactivas a los acontecimientos que las gatillan.

A diferencia de las emociones, Echeverría indica que los estados de ánimo no son gatillados por acontecimientos específicos. Los estados de ánimo menciona él, viven en nuestro trasfondo emocional y son ellos los que especifican un determinado horizonte de posibilidades de acción.

En otras palabras, él sostiene que los seres humanos usualmente estamos en algún estado de ánimo que implica un determinado horizonte de posibilidades de acción, sin embargo, pueden ocurrir ciertos acontecimientos que gatillen en nosotros ciertas emociones que produzcan específicamente un cambio de horizonte de posibilidades.

Por ejemplo, podemos estar en un estado de ánimo tranquilo descansando en el jardín de un parque. Dicho estado de ánimo puede establecer un horizonte de posibilidades de acción, tales como, observar el paisaje, oír el canto de los pájaros, y por qué no, hasta de tomar una siesta. Supongamos que tomamos la siesta y nos despertamos con una araña grande en nuestro pecho. Lo más probable es que en ese momento sintamos la emoción del miedo (gatillado por la araña en nuestro pecho), nos paremos rápidamente y botemos o matemos a la araña (recuerden que el miedo predispone a nuestro cuerpo a huir o luchar”).

El factor diferenciador a mi entender está en la duración de cada emocionalidad, los estados de ánimo se aprecian más duraderos que las emociones. Al respecto, Echeverría indica que hay una cercana relación entre las emociones y los estados de ánimo. Que emociones muy importantes o fuertes que permanecen mucho tiempo en determinadas personas pueden convertirse en parte de sus estados de ánimo.

Sin embargo, lo que me parece más importante es que ambos implican para las personas un determinado horizonte de posibilidades de acción. Es decir, al igual que las emociones los estados de ánimo condicionan a las personas para actuar de determinadas maneras. Por lo tanto, al igual que con las emociones, tenemos que darle una respuesta adecuada a los estados de ánimo.

En los próximos artículos hablaremos de los cuatro estados de ánimo básicos que identifica Echeverría, y que son: el resentimiento, la aceptación la resignación y la ambición.  

Hasta el jueves