Como hemos venido
explicando, Rafael Echeverría menciona que las emociones son cambios en nuestro
espacio de posibilidades de acción que son gatilladas por ciertos
acontecimientos. Es decir, las emociones son específicas y reactivas a los
acontecimientos que las gatillan.
A diferencia de las
emociones, Echeverría indica que los estados de ánimo no son gatillados por
acontecimientos específicos. Los estados de ánimo menciona él, viven en nuestro
trasfondo emocional y son ellos los que especifican un determinado horizonte de
posibilidades de acción.
En otras palabras, él
sostiene que los seres humanos usualmente estamos en algún estado de ánimo que
implica un determinado horizonte de posibilidades de acción, sin embargo,
pueden ocurrir ciertos acontecimientos que gatillen en nosotros ciertas
emociones que produzcan específicamente un cambio de horizonte de
posibilidades.
Por ejemplo, podemos
estar en un estado de ánimo tranquilo descansando en el jardín de un parque.
Dicho estado de ánimo puede establecer un horizonte de posibilidades de acción,
tales como, observar el paisaje, oír el canto de los pájaros, y por qué no,
hasta de tomar una siesta. Supongamos que tomamos la siesta y nos despertamos
con una araña grande en nuestro pecho. Lo más probable es que en ese momento
sintamos la emoción del miedo (gatillado por la araña en nuestro pecho), nos
paremos rápidamente y botemos o matemos a la araña (recuerden que el miedo
predispone a nuestro cuerpo a huir o luchar”).
El factor diferenciador
a mi entender está en la duración de cada emocionalidad, los estados de ánimo
se aprecian más duraderos que las emociones. Al respecto, Echeverría indica que
hay una cercana relación entre las emociones y los estados de ánimo. Que
emociones muy importantes o fuertes que permanecen mucho tiempo en determinadas
personas pueden convertirse en parte de sus estados de ánimo.
Sin embargo, lo que me
parece más importante es que ambos implican para las personas un determinado
horizonte de posibilidades de acción. Es decir, al igual que las emociones los
estados de ánimo condicionan a las personas para actuar de determinadas
maneras. Por lo tanto, al igual que con las emociones, tenemos que darle una
respuesta adecuada a los estados de ánimo.
En los próximos
artículos hablaremos de los cuatro estados de ánimo básicos que identifica Echeverría,
y que son: el resentimiento, la aceptación la resignación y la ambición.
Hasta el jueves