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lunes, 19 de octubre de 2015

LOS ENEMIGOS DEL APRENDIZAJE (Parte 2)

Tal como lo prometí en mi artículo anterior, aquí seguimos describiendo a algunos de los principales enemigos del aprendizaje:

-       “Querer tener todo claro, todo el tiempo”: este enemigo es bastante interesante, porque se esconde en la aparente actitud razonable de la “seguridad”, a muchos nos puede parecer esto una cualidad más que un enemigo. El amigo que nos puede ayudar aquí es la reflexión. Poder reflexionar acerca de que quizás por un exceso de seguridad, podemos estar evitando tomar ciertos riesgos que nos pueden dejar aprendizajes beneficiosos.
-       “La gravedad”: es decir, darle tanta importancia al aprendizaje que nos asusta. En otras palabras, que asuste el creer que no se logrará aprender, que no se alcanzará la meta, que no se alcanzarán los rendimientos deseados. Nuevamente la reflexión será un amigo poderoso para poner las cosas en su real dimensión.
-       “La trivialidad”: este es lo contrario que el enemigo mencionado anteriormente. En este caso, no se le da importancia al aprendizaje, no se le otorga su verdadero valor.
-    “La creencia de la imposibilidad de desaprender”: este enemigo es muy fuerte. Lo podemos encontrar detrás de frases como: “es que así soy yo, nadie me va cambiar” o “árbol que nace chueco nadie lo endereza”. El amigo que nos puede ayudar en este caso es la “voluntad”. La voluntad de querer hacer un cambio en nuestra vida y trabajarlo arduamente.
-    “Confundir aprendizaje con información”: por ejemplo, si vamos a un curso y luego de haberlo terminado no podemos aplicar los nuevos conocimientos adquiridos, en realidad no hemos realizado un aprendizaje, solo hemos recibido información. Habrá aprendizaje cuando podamos poner en práctica los nuevos conocimientos adquiridos, de tal manera que incremente nuestra capacidad de acción.
-       La actitud de que somos una “víctima inocente”: a este enemigo lo podemos identificar detrás de expresiones en las cuales le echamos la culpa de todo lo que nos pasa a cualquier factor externo: al mundo, a la sociedad, al clima, al tráfico, a los políticos, al vecino. El amigo al que podemos apelar en este caso es nuevamente la “reflexión”. Una reflexión que nos permita estar conscientes de que nosotros somos los principales responsables de nuestras acciones y de los resultados producto de ellas.

La lista puede ser mayor, pero pensamos que por ahora nos podemos quedar aquí. Nuevamente la pregunta de rigor: ¿te has identificado con alguno de estos enemigos del aprendizaje? Si fuera así, es un buen tiempo para reflexionar.

Hasta el jueves.