Las emociones son
importantes porque aparecieron en los seres humanos antes que el lenguaje.
Tanto Daniel Goleman como Humberto Maturana mencionan que en el proceso de
evolución y socialización de los seres humanos el dominio que aparece primero es
el de las emociones.
Ambos autores
coinciden también en que a partir del desarrollo de las emociones y a través de
miles de años, los seres humanos desarrollaron capacidades biológicas que luego
les permitirían la creación del lenguaje y la capacidad de razonar en el
lenguaje a través del cerebro.
Goleman define a las
emociones como impulsos para realizar acciones y Maturana como dominios de
acciones y disposiciones corporales que especifican tipos de conducta.
Una forma de tomar
consciencia práctica de la importancia de las emociones en nuestras vidas, es
que cuando nacemos llegamos al mundo con una carga de conocimientos emocionales
producto de nuestra “herencia genética”. Son estos conocimientos emocionales
los que guían nuestros movimientos corporales y nuestra conducta de bebés, antes
de que aprendamos a manejarnos en el lenguaje.
Asimismo, producto de
nuestras interrelaciones con el mundo exterior, iremos aprendiendo nuevas y
particulares emociones desde que nacemos hasta que morimos. Es más, como afirma
Humberto Maturana, en nuestro vivir con otros seres humanos se irán
entrelazando nuestro emocionar, con nuestras disposiciones corporales y con nuestro vivir en el lenguaje. Es decir, en
nuestra vida generaremos un continuo aprendizaje en los tres dominios básicos
de nuestro ser: las emociones, el cuerpo y el lenguaje.
Lo interesante es que
estos tres dominios básicos están interrelacionados entre sí. Y esto lo podemos
apreciar en forma práctica, por ejemplo, cuando vemos a alguien en la emoción
de alegría, su cuerpo estará dispuesto para moverse y celebrar, y su lenguaje
será expresivo y alegre. En la emoción contraria como la tristeza, su cuerpo
estará sin ganas de moverse, tendrá movimientos lentos y el lenguaje será
pausado sin vida. En los casos antes descritos diremos que cada dominio tiene
un comportamiento coherente.
Los coachs debemos
apoyar a los coachees a tener consciencia de como esa estructura formada por
ese entrelazamiento entre sus emociones, sus corporalidades y su lenguaje está
condicionando las acciones que realizan. Luego tenemos que acompañarlos en los
cambios que ellos pueden introducir en dicha estructura para incrementar sus
posibilidades de acción.
Hasta el jueves